En 17 días más el gobierno rendirá un examen de credibilidad. Frente a una multitud de ojos expertos el equipo hacendario de doña Claudia deberá pormenorizar, el viernes 15 de noviembre, cuáles son sus proyectos económicos para el próximo año y con qué recursos los hará realidad. Allí veremos de qué están hechos.
La prueba que tiene enfrente no es precisamente un paseo por el parque. No por nada los economistas que tiene a su alrededor en Palacio Nacional se están rascando la cabeza para ver cómo ajustan cuentas que ya están muy desajustadas. Entre la borrachera de su antecesor que le dejó un montón de deudas por pagar, los compromisos de más programas sociales y obras de infraestructura que se hicieron durante la campaña, una petrolera que no tiene llenadera, y unos ingresos que cada vez crecen menos; simplemente las cuentas no ajustan.
Dicho de otro modo, para que las cuentas que se presenten el día del examen sean medianamente creíbles, se requiere de un fuerte apretón de tuercas al gasto total, también llamado presupuesto; o un importante incremento en los ingresos del gobierno federal. O ambos.
Pero allí está el problema. Se lo explico: la diferencia entre ingresos y gastos (llamado déficit fiscal) ya suma casi 2 billones de pesos, esto es alrededor de 5.9% del PIB. Hacienda dijo que reducirá este déficit a 3.0%. Luego doña Claudia concedió en que la reducción será menor para dejar el déficit en 3.5% del PIB. Es decir, un recorte de un billón de pesos. Ahora, si descontamos el gasto por la construcción de las obras faraónicas del innombrable (refinería de Dos Bocas, Tren Maya, Interoceánico, etc), el recorte necesario al gasto se puede calcular en unos 700 a 750 mil millones de pesos. Simplificando: De ese tamaño es el problemón para el día del examen.
Los economistas no creen que se pueda hacer un recorte al gasto público de ese tamaño sin graves consecuencias sobre la marcha de la economía. Así que casi la mitad de ellos -según un sondeo reciente de Arena Pública- cree que el recorte que aplicará doña Claudia será menor a lo que ofreció; para dejar el déficit entre 4.1 y 4.5% del PIB el próximo año. Otros más, no pocos, piensan que el déficit rondará el 5%; es decir, que el recorte al gasto apenas si sumará unos 300 mil millones de pesos, mientras que la deuda total seguirá creciendo.
La cosa se complica porque doña Claudia seguirá anunciando nuevas obras y programas en los próximos días, como las inversiones hidráulicas y de puertos y aduanas que vienen en breve. Y, claro, todo eso requiere más dinero.
Hasta donde sabemos, las cuentas que han hecho los funcionarios de Hacienda y los legisladores oficialistas aún no salen. O, mejor dicho, aún no ajustan para que presenten un déficit creíble para 2025 y los años siguientes, que convenza a las calificadoras que traen la espada desenvainada para bajarle la nota a nuestra deuda.
Es probable que se usen todas las artimañas posibles, como subir teóricamente el precio del petróleo, el crecimiento esperado de la economía, entre otros. Pero esta vez no será suficiente. Así que no se espante si se aplican fuertes recortes a las nóminas y a los equipos de asesores y funcionarios de confianza este fin de año. Tampoco si el SAT inicia una feroz “fiscalización” a grandes grupos de profesionales independientes, además de empresas en sectores con fuertes ganancias.
Se busca dinero para cuadrar las cuentas públicas y bajar el enorme déficit que nos dejó el innombrable. Y en 17 días tendrán que decir, cómo.
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