/ miércoles 30 de octubre de 2024

Invertir en México es invertir en Norte América

Si ambos países, México y Estados Unidos, desean realmente aprovechar los beneficios económicos que vienen para Norteamérica, necesitaran que ambos gobiernos colaboren y trabajen juntos. Dependerá mucho de ello de las reformas y planes que tenga la nueva presidente de México, Claudia Sheinbaum, y del resultado de la elección presidencial en Estados Unidos el próximo cinco de noviembre.

En el pasado, el actual secretario de Economía, Marcelo Ebrard, condujo exitosas negociaciones del tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá con el actual candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, pero aquellos fueron otros tiempos y por segunda vez el expresidente Trump ha basado su rally de campañas presidenciales en la amenaza y no solo esta vez contra el gobierno mexicano, sino contra sus propios empresarios, como lo hizo en septiembre pasado, durante su campaña en Michigan, donde advirtió a todas las automotrices que de continuar sacando ventaja al tratado actual de libre comercio, llevando negocio y empleos fuera de territorio estadounidense hacía México, impondría aranceles de hasta 200% de todo lo que traten de vender dentro de la mayor mercado de consumo en el mundo.

Apenas el pasado 16 de octubre, en una convención en Chicago, el expresidente Trump afirmaba lo siguiente: “Para mí, la palabra más hermosa del diccionario es aranceles. Es mi palabra favorita. Si voy a ser presidente de este país, voy a poner un arancel del 100, 200, 2000%. No van a vender ni un solo automóvil en Estados Unidos”, dijo Trump, refiriéndose a México.

Sea quien gane la presidencia estadounidense el próximo súper martes, México va a presentar grandes desafíos no solo para su economía, como lo serán las negociaciones en una revisión en 2026 del tratado de libre comercio. El expresidente Trump ya ha dicho que de tener un segundo mandato buscará reiniciar una renegociación del tratado, en lugar de solo una revisión. México también enfrentará un gran desafío a la estabilidad política y planes del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, sobre todo cuando la campaña de Trump está adoptando posiciones más extremas.

El candidato republicano menciona la inmigración en casi todos sus discursos de campaña. Propone llevar a cabo la “mayor deportación en la historia de Estados Unidos”, utilizando personal de inmigración y aduanas, guardia nacional y las fuerzas policiales locales para detener a inmigrantes indocumentados, incluso en sus lugares de trabajo. La campaña también se ha comprometido a poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento y al programa de libertad condicional de Biden por razones humanitarias. También se plantea restaurar las políticas de su primer mandato incluida la finalización y construcción del muro fronterizo.

A pesar de estas amenazas, México continúa tendiendo las piezas a su favor y en su lugar para que despegue como meca de la industria manufacturera. Las tensiones entre Estados Unidos y China han abierto la puerta a un aumento de las exportaciones y aun cuando las amenazas de quien se vislumbra como ganador de las elecciones presidenciales se materialicen, es posible que solo quede en retórica, puesto que un aumento a los aranceles solo traería un aumento en los productos para los consumidores dentro de los Estados Unidos y una impagable inflación.

Por primera vez en mucho tiempo, las empresas están haciendo cola para obtener un espacio industrial en nuestro país, estamos ante una cascada de inversiones extranjeras que mantendrá el impulso de la economía mexicana. Desde el año pasado, México superó a China para convertirse en el mayor exportador de bienes a Estados Unidos, pero este triunfo se ha visto desacelerado, en primera, por la expectativa de las elecciones en el país vecino, pero también hay que decirlo, por la turbulencia política que se vive en el país, principalmente por las reformas judiciales y una escasez de electricidad que azota al país y a la industria mexicana. La capacidad de transmisión y distribución de electricidad en el país no ha seguido el ritmo de la demanda, especialmente en el norte, lo que ha llevado a algunas partes del país a sufrir apagones generalizados. La presidenta Sheibaum ha prometido casi duplicar la cantidad de capacidad de energía renovable en la red eléctrica de México, pero después de años de inversión privada limitada no está claro como su nueva administración atraerá las inversiones necesarias.

En mi opinión, es cierto que México tendrá desafíos nuevos e importantes a partir del próximo cinco de noviembre, pero independientemente de quien gane las elecciones en Estados Unidos, la relocalizacion de inversiones seguirá llegando a México y con ellas el impulso para seguir creciendo. Tanto Kamala Harris como Donald Trump saben que fortalecer la región beneficia a ambos países y que invertir en México es invertir en América del Norte. ¡Hasta la próxima!


Analista empresarial y director regional de Logística y Relaciones Comerciales de Palos Garza

miguel.rivera@palosgarza.com

Si ambos países, México y Estados Unidos, desean realmente aprovechar los beneficios económicos que vienen para Norteamérica, necesitaran que ambos gobiernos colaboren y trabajen juntos. Dependerá mucho de ello de las reformas y planes que tenga la nueva presidente de México, Claudia Sheinbaum, y del resultado de la elección presidencial en Estados Unidos el próximo cinco de noviembre.

En el pasado, el actual secretario de Economía, Marcelo Ebrard, condujo exitosas negociaciones del tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá con el actual candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, pero aquellos fueron otros tiempos y por segunda vez el expresidente Trump ha basado su rally de campañas presidenciales en la amenaza y no solo esta vez contra el gobierno mexicano, sino contra sus propios empresarios, como lo hizo en septiembre pasado, durante su campaña en Michigan, donde advirtió a todas las automotrices que de continuar sacando ventaja al tratado actual de libre comercio, llevando negocio y empleos fuera de territorio estadounidense hacía México, impondría aranceles de hasta 200% de todo lo que traten de vender dentro de la mayor mercado de consumo en el mundo.

Apenas el pasado 16 de octubre, en una convención en Chicago, el expresidente Trump afirmaba lo siguiente: “Para mí, la palabra más hermosa del diccionario es aranceles. Es mi palabra favorita. Si voy a ser presidente de este país, voy a poner un arancel del 100, 200, 2000%. No van a vender ni un solo automóvil en Estados Unidos”, dijo Trump, refiriéndose a México.

Sea quien gane la presidencia estadounidense el próximo súper martes, México va a presentar grandes desafíos no solo para su economía, como lo serán las negociaciones en una revisión en 2026 del tratado de libre comercio. El expresidente Trump ya ha dicho que de tener un segundo mandato buscará reiniciar una renegociación del tratado, en lugar de solo una revisión. México también enfrentará un gran desafío a la estabilidad política y planes del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, sobre todo cuando la campaña de Trump está adoptando posiciones más extremas.

El candidato republicano menciona la inmigración en casi todos sus discursos de campaña. Propone llevar a cabo la “mayor deportación en la historia de Estados Unidos”, utilizando personal de inmigración y aduanas, guardia nacional y las fuerzas policiales locales para detener a inmigrantes indocumentados, incluso en sus lugares de trabajo. La campaña también se ha comprometido a poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento y al programa de libertad condicional de Biden por razones humanitarias. También se plantea restaurar las políticas de su primer mandato incluida la finalización y construcción del muro fronterizo.

A pesar de estas amenazas, México continúa tendiendo las piezas a su favor y en su lugar para que despegue como meca de la industria manufacturera. Las tensiones entre Estados Unidos y China han abierto la puerta a un aumento de las exportaciones y aun cuando las amenazas de quien se vislumbra como ganador de las elecciones presidenciales se materialicen, es posible que solo quede en retórica, puesto que un aumento a los aranceles solo traería un aumento en los productos para los consumidores dentro de los Estados Unidos y una impagable inflación.

Por primera vez en mucho tiempo, las empresas están haciendo cola para obtener un espacio industrial en nuestro país, estamos ante una cascada de inversiones extranjeras que mantendrá el impulso de la economía mexicana. Desde el año pasado, México superó a China para convertirse en el mayor exportador de bienes a Estados Unidos, pero este triunfo se ha visto desacelerado, en primera, por la expectativa de las elecciones en el país vecino, pero también hay que decirlo, por la turbulencia política que se vive en el país, principalmente por las reformas judiciales y una escasez de electricidad que azota al país y a la industria mexicana. La capacidad de transmisión y distribución de electricidad en el país no ha seguido el ritmo de la demanda, especialmente en el norte, lo que ha llevado a algunas partes del país a sufrir apagones generalizados. La presidenta Sheibaum ha prometido casi duplicar la cantidad de capacidad de energía renovable en la red eléctrica de México, pero después de años de inversión privada limitada no está claro como su nueva administración atraerá las inversiones necesarias.

En mi opinión, es cierto que México tendrá desafíos nuevos e importantes a partir del próximo cinco de noviembre, pero independientemente de quien gane las elecciones en Estados Unidos, la relocalizacion de inversiones seguirá llegando a México y con ellas el impulso para seguir creciendo. Tanto Kamala Harris como Donald Trump saben que fortalecer la región beneficia a ambos países y que invertir en México es invertir en América del Norte. ¡Hasta la próxima!


Analista empresarial y director regional de Logística y Relaciones Comerciales de Palos Garza

miguel.rivera@palosgarza.com