Salamanca, Gto.- El primer asentamiento de Salamanca fue de indios otomíes, quienes le dieron el nombre de Xidoo, que en castellano quiere decir “Lugar de tepetates”.
A consecuencia del crecimiento de la población, el virrey Gaspar Zúñiga y Acevedo ordenó fundar la Villa de Salamanca, nombre otorgado en honor del mismo virrey, ya que era originario de la ciudad española del mismo nombre.
Uno de los principales atractivos de esta ciudad es la Casa de la Cultura, anteriormente Claustro Menor del ex Convento Agustino.
Se ubica en lo que fue el claustro menor del ex convento agustino de Fray Juan de Sahagún. Como casa de la cultura fue inaugurada en abril de 1972.
La “joya de la corona” que es con lo que se concluye la visita turística a la ciudad de Salamanca, es el conjunto agustino de San Juan de Sahagún, nombre que nadie da, y todos nos vamos por el de San Agustín, su templo y su ex convento.
El convento está dividido en dos secciones: el claustro mayor y el claustro menor.
La construcción del maravilloso Ex-Convento salmantino se remonta al año de 1609, cuando el provincial agustino fray Diego de Ávila obtuvo de Felipe III la licencia necesaria para fundar cuatro conventos de su orden en la provincia de Michoacán.
La sede de uno de esos establecimientos fue la recientemente fundada Villa de Salamanca, quien recibió a los agustinos y a su primer prior fray Juan de San Nicolás el 26 de Mayo de 1615.
En sus inicios, la fundación fue dedicada al Beato Juan de Sahagún.
En cuanto a la edificación del actual inmueble pueden marcarse dos etapas diferentes de construcción.
La primera se inició en 1641 durante el priorato de fray Miguel de Guevara; es posible que durante esta etapa se hayan levantado la iglesia mayor con sus torres, cúpulas y portada, así como el primer claustro, dado que la concepción estilística de estos elementos revela su creación en el siglo XVII.
Como ese convento, andando el tiempo, llegó a ser muy importante, por varios motivos, en la vida de Salamanca y hoy lo sigue siendo por su magnitud arquitectónica.