Luego de haber sido notificada como ganadora del XXI Premio Nacional de Poesía Alonso Vidal, el pasado 12 mayo, la poeta María Fátima López Carrasco acusa al Ayuntamiento de Hermosillo, quien convoca a este galardón, de incumplir con los beneficios que otorga.
“Hasta ahora no ha sucedido nada. El premio incluye tres beneficios, el viaje a Hermosillo para recibir el reconocimiento, la publicación y un premio en efectivo. Ninguno de ellos ha sido cubierto todavía. Me dicen que llevan un retraso importante. A falta del viaje, lo que se hizo fue una ceremonia por zoom con el presidente municipal y la presidenta del Instituto Municipal de Cultura y Arte de Hermosillo.
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“Desconozco las razones del retraso. Pero, la verdad, es que el oficio literario, al igual que cualquier otro oficio artístico, requiere de un compromiso muy grande. Muchos de nosotros tenemos trabajos que pagan los gastos, pero es en las noches cuando nos dedicamos a corregir, leer y escribir. Evidentemente, ningún premio sustituye la vocación por la escritura, simplemente da una visibilidad a la obra, aunque sí es altamente satisfactorio”, afirma la autora del poemario Nomenclatura secreta, ganador del premio.
MÁS CASOS EN OTRAS DISCIPLINAS
La poeta, con más de 20 años de experiencia y quien ha participado en talleres con escritores de la talla de Elena Poniatowska o Ernesto Lumbreras, considera que si las autoridades sabían que en sus presupuestos no pueden cubrir la entrega del premio al que están convocando habría sido mejor y más honorable no hacerlo.
“Creo que no soy la única escritora ni la única artista que está o ha estado en una situación similar, así que pienso que deberíamos tener mecanismos para poder tener mayor claridad en los pagos y los plazos, porque estamos un poco a merced de ellos y de las decisiones en torno a su presupuesto”, agregó la artista.
María Fátima comenta que ha hecho visible este caso entre sus colegas escritores, así como en redes sociales. Gracias a ello es que se ha enterado de que ha habido diversos casos, en distintas disciplinas artísticas, lo cual le ha demostrado que “el trabajo artístico no es bien pagado, ni bien recibido, ni tiene la fortuna de que los gobiernos vean que puede tener un impacto social”.
Ella y otros escritores se han podido dar cuenta que la mayoría de los casos en los que ha habido retrasos o en los que no se han pagado los premios son constantes y se enfocan principalmente en aquellos que son convocados a nivel estatal, municipal o regional.
En grupo, buscarán el contacto con la también poeta Karen Villeda, quien está al frente de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto de Bellas Artes y Literatura (INBAL), para resolver sus casos.
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“Para nosotros todo es una gran incógnita porque no sabemos con quién podemos hablar, quién nos asegura que los premios se van a recibir, quién nos asegura que los libros se van a publicar. Como anuncio político los premios están muy padres, pero son cuestiones completamente fuera nuestro control como autores”, señaló.
“Por su puesto agradecemos a los jurados que han leído tan atentamente nuestras obras, pero las autoridades deben cumplir con sus compromiso. Por eso es que los que estamos en esta situación queremos abrir caminos de diálogo, tener más claridad jurídica y también hacer responsables a las autoridades”, finalizó la poeta.
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