La pitcher salmantina, Diana Belmán Guzmán, quien actualmente juega en la Liga Mexicana de Softbol con las Bravas de León, busca ser inspiración para la niñez que le guste este deporte, pues afirmó que la disciplina y la constancia hacen que los sueños sucedan.
“Desde que empecé a jugar siempre fue un sueño estar con las grandes, compartir el campo con las mejores a nivel nacional e internacional y ahora ese sueño se cumple, después de 20 años de practicar este deporte, por lo que espero que con mi historia más pequeñas se inspiren a ir tras sus sueños”, dijo en entrevista con El Sol de Salamanca.
Diana Belman recordó que la noticia de que era parte de la Liga Mexicana de Softbol no la espero.
“Yo seguía jugando a nivel amateur y me entere la posibilidad de que se abriera una oportunidad en la liga pero yo la verdad lo veía muy lejano y yo no estaba enfocada ya al 100 en lo que era el softbol, como en años pasados, sino porque que tu trabajo ya es otro, tus prioridades cambian, como mamá me enfoque en mi hija y en mi trabajo, se me hizo una como rutina, pero cuando supe de esta noticia, platique con mi hermana y ella fue la que me persuadió, me dijo ‘ya tienes el no, ve por el sí’ y fue cuando me anime a hacer el tray out en México, me sentí rara, porque pues sí fueron más salmantinas, pero para pitcher no, sólo era yo, a la única que conocí en ese momento fue a Lupita Barraza y Dominic Alcocer y al ver eso, ya me sentí más cómoda ”.
La pitcher recuerda el momento en que fue seleccionada. “En un grupo como de 30 pitcher, entre ellas yo, comenzaron los filtros, como la de velocidad, control, entre otras, seleccionando poco a poco de estas 30 personas, luego comenzamos con lo de comando y fue cuando dije ‘no, ya valió’ porque tenía un rato sin tirar, pero tengo un angelote, que cada pichada, que tiraba, todo me salió; recuerdo que llegué con mi mamá, no sé qué hice, le dije, pero todo me salió”.
Diana Belmán fue inspirada por su madre para practicar este deporte, en el que ha estado destacando y está siendo inspiración para otras jóvenes.
“Mi mamá empezó a practicar este deporte en un equipo de la ciudad y mi hermana y yo la acompañamos a entrenar, de ahí quisimos empezar a jugarlo, pero sin ninguna noción, tanto así que me puse el guante en la otra mano. De ahí empezamos a entrenar con diferentes personas, siempre en los equipos donde estaba mi mamá. Ya de ahí tomamos la posición que más nos gustaba, mi hermana catcher y yo pitcher y nos fuimos desenvolviendo y adentrando más en ellos
“Empecé a jugar a la edad de nueve años, gracias a que mi mamá que comenzó a practicar este deporte, de ahí nos fuimos conformando un equipo, obviamente éramos tan buenas, pero empezamos a entrenar; fue como a los 11 años mi primer juego en la Liga Petrolera, me acuerdo mucho que fue en el equipo de Cardenales cuando empezamos a jugar con equipos un poquito más fuertes, me acuerdo que había jugadoras muy buenas y mi hermana y yo con miedo, obviamente estaba temblando; me acuerdo, también, que estaba de pitcher una gran jugadora, que se llama Lilia, y en ese tiempo fue muy difícil jugar contra ella, porque mi hermana y yo estábamos muy chicas y para nosotros fue jugar contra lo mejor de Salamanca y entonces pues se nos dio fue mucho el gusto lo que obtuvimos, fue ahí que nos dimos cuenta que junto de la mano con mi hermana logramos hacer una buena dupla ella como catcher y yo pitcher”.
A lo largo de dos décadas como softbolista amateur, Diana Belmán ha sido objeto de diversos reconocimientos por su labor sobre la loma, ha lanzado juegos perfectos, sin hit, ni carrera, en nacionales libres, de segunda y primera fuerza, Sub-25 y Sub-22, además de ser campeona pitcher nacional en 2017, fecha en la cual fue nominada al Premio Municipal del Deporte.
En el año 2021, teniendo como escenario lo que será la guarida de las Bravas de León, el estadio Domingo Santa Ana, ganó la Copa Code Guanajuato de Softbol, además de ser galardonada como la mejor jugadora del torneo.
En cuanto a expectativas dentro de este primer torneo de la LMS, externó: “seguir creciendo y mejorar mi juego, sé que voy a aprender mucho rodeada de este equipo y de las cabezas que lo conforman, será un gran impulso para seguir practicando o en dado caso aportar a aquellas pequeñas que quieran llegar a ser parte de esta liga”.
Finalizó agradeciendo a su familia y a la gente que a lo largo de su carrera la ha apoyado.
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“Quiero agradecer a mi familia que siempre me apoyó y me sigue apoyando en cada paso, a mi mamá, mi hermana, mi hermano, a mi pequeña hija y a Nara, que siempre han estado a mi lado. A mi entrenador Pablo Guerrero, que siempre me enseñó lo que sé. A mí ángel, Lili, que nunca me ha soltado y a todas las personas que me han apoyado. A Manuel Rodríguez por abrirme las puertas de su escuela y prepararme para este proyecto”.