/ domingo 3 de junio de 2018

El Mundial de Corea-Japón donde Jared Borgetti, le marcó un tanto a los italianos

El 13 de junio de ese año, en el estadio del Gran Ojo, en Oita, fue donde Jared clareó con un cabezazo a Gigi Buffon y puso a soñar al país con vencer a la escuadra ítala

El Mundial de Corea-Japón 2002 tenía un lugar reservado para un mexicano en el cuadro de honor de los goles emotivos y bellos: Jared Borgetti, el bien llamado “Zorro del desierto”, le marcó un tanto a los italianos en el tercer juego del grupo G, que aún han de recordar los europeos por la forma de concretarlo ya que a la fecha es catalogado como uno de los mejores en la historia de los certámenes mundialistas, y lo hizo el ex de Santos Laguna.

El 13 de junio de ese año, en el estadio del Gran Ojo, en Oita, fue donde Jared clareó con un cabezazo a Gigi Buffon y puso a soñar al país con vencer a la escuadra ítala, sólo que después de aguantar durante casi todo el encuentro, a cinco minutos del final, Alessandro del Piero anotó el del empate en el marcador y dejó con 7 unidades al cuadro Tricolor, como líder del penúltimo sector.

Bajo la dirección técnica de Javier el “Vasco” Aguirre, la escuadra mexicana logró en los dos primeros encuentros navegar en mar tranquilo, sin agitaciones, pues le ganó 1-0 a Croacia, con gol de penalti anotado por Cuauhtémoc Blanco, y luego doblegó 2-1 a Ecuador con tantos del mismo Borgetti y Gerardo Torrado.

Lo anterior dio pie a pensar en que si se le ganaba a los italianos en el último encuentro de la fase de grupos, la vida en el certamen en tierras orientales seguiría de manera normal y le tocaría un rival más a modo en los octavos de final y así lograr el tan ansiado quinto partido.

Por lo anterior, todo estaba puesto para que los pupilos del “Vasco” brillaran en el Gran Ojo, en Oita y no hicieron quedar mal al destino, pues jugaron por nota la mayor parte del encuentro. Los italianos, dirigidos por Trapattoni, nunca le pudieron encontrar la forma al cuadro mexicano y la muestra fue que desde que Rafa Márquez rescató el esférico en el área de Óscar el“Conejo” Pérez, hasta el cabezazo preciso de Jared, hubo 15 toques de balón de los verdes, en un lapso de dos o tres minutos, sin que la tocaran los jugadores rivales.

Y es que la de gajos circuló de forma magistral entre Rafa, Ramoncito, Manuel Vidrio, Johan Rodríguez, Braulio Luna, Jesús “Cabrito” Arellano, hasta llegar a los botines de Cuauhtémoc Blanco, quien con esa pierna privilegiada sirvió un servicio largo, que hizo que Borgetti se descompusiera en el aire (con marca incluida), girara la cabeza y con la frente le cambiara totalmente la dirección para que Buffon sólo siguiera el viaje de la pelota con la vista, hasta que se anidara en la meta italiana, en el minuto 34 de acción.

El Mundial de Corea-Japón 2002 tenía un lugar reservado para un mexicano en el cuadro de honor de los goles emotivos y bellos: Jared Borgetti, el bien llamado “Zorro del desierto”, le marcó un tanto a los italianos en el tercer juego del grupo G, que aún han de recordar los europeos por la forma de concretarlo ya que a la fecha es catalogado como uno de los mejores en la historia de los certámenes mundialistas, y lo hizo el ex de Santos Laguna.

El 13 de junio de ese año, en el estadio del Gran Ojo, en Oita, fue donde Jared clareó con un cabezazo a Gigi Buffon y puso a soñar al país con vencer a la escuadra ítala, sólo que después de aguantar durante casi todo el encuentro, a cinco minutos del final, Alessandro del Piero anotó el del empate en el marcador y dejó con 7 unidades al cuadro Tricolor, como líder del penúltimo sector.

Bajo la dirección técnica de Javier el “Vasco” Aguirre, la escuadra mexicana logró en los dos primeros encuentros navegar en mar tranquilo, sin agitaciones, pues le ganó 1-0 a Croacia, con gol de penalti anotado por Cuauhtémoc Blanco, y luego doblegó 2-1 a Ecuador con tantos del mismo Borgetti y Gerardo Torrado.

Lo anterior dio pie a pensar en que si se le ganaba a los italianos en el último encuentro de la fase de grupos, la vida en el certamen en tierras orientales seguiría de manera normal y le tocaría un rival más a modo en los octavos de final y así lograr el tan ansiado quinto partido.

Por lo anterior, todo estaba puesto para que los pupilos del “Vasco” brillaran en el Gran Ojo, en Oita y no hicieron quedar mal al destino, pues jugaron por nota la mayor parte del encuentro. Los italianos, dirigidos por Trapattoni, nunca le pudieron encontrar la forma al cuadro mexicano y la muestra fue que desde que Rafa Márquez rescató el esférico en el área de Óscar el“Conejo” Pérez, hasta el cabezazo preciso de Jared, hubo 15 toques de balón de los verdes, en un lapso de dos o tres minutos, sin que la tocaran los jugadores rivales.

Y es que la de gajos circuló de forma magistral entre Rafa, Ramoncito, Manuel Vidrio, Johan Rodríguez, Braulio Luna, Jesús “Cabrito” Arellano, hasta llegar a los botines de Cuauhtémoc Blanco, quien con esa pierna privilegiada sirvió un servicio largo, que hizo que Borgetti se descompusiera en el aire (con marca incluida), girara la cabeza y con la frente le cambiara totalmente la dirección para que Buffon sólo siguiera el viaje de la pelota con la vista, hasta que se anidara en la meta italiana, en el minuto 34 de acción.

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