Rafa Jaime, Salmantino que apunta a la cima del Everest

Hasta el momento como Alpinista ha conquistado 23 cumbres

Miguel Manjarrez | El Sol de Salamanca

  · domingo 27 de diciembre de 2020

Fotos: Cortesía | @Rafael Jaime

Convertido en el primer triatleta ciego en México y Aironman de Latinoamérica, además de tener como 23 cumbres conquistadas como Alpinista, el guanajuatense Rafael Jaime, originario de Salamanca a través de su proyecto de vida sigue forjando el camino que le permita llegar a la cima del Everest junto con sus compañeros de equipo.

Rafael Jaime es una persona que ha vivido y enfrentado situaciones particulares a consecuencia de la enfermedad (cáncer) que le hizo perder ambos ojos, uno en su infancia, el otro, años después.

Él nació en Salamanca Guanajuato, sin embargo, a los ocho meses de edad por cuestiones de trabajo de su papá le llevaron a vivir a Durango. Actualmente, tiene 32 años de edad, es una persona enamorada del deporte y un mexicano orgulloso de sus raíces.

El atleta de origen salmantino, cree en el deporte como una gran escuela para la vida, no solo para el tema físico, de resultados o para tiempos, sino por todos los valores que genera.

En charla sostenida con Isaac Piña Valdivia, Director General de la Comisión Estatal del Deporte, el atleta salmantino recuerda, “desde pequeño fui una persona inquieta, kinestésica, mis papás siempre buscando actividades para mí que me llevaron a esto, desde jugar en bicicleta, echar la piquita de futbol en la calle con los vecinos, despertó en mí las ganas de divertirme, conocer y buscar en que era bueno o no, poco a poco todo ello me fue dando esa disciplina y estilo de vida”.

Enfatiza, “soy salmantino, orgullosamente de salamanca Guanajuato, actualmente radico en la ciudad Durango, mis orígenes están acá, mis papás y hermanos somos de acá, por situaciones de trabajo de mi papá nos tuvimos que ir a vivir para allá”.


A ello agrega, “yo nací completamente normal, sano, sin embargo, a los cinco años me vi inmerso en una enfermedad, cáncer en los dos ojos, me tuvieron que quitar el ojo derecho y me pusieron una prótesis; trece años después, por azares del destino vuelvo a tener cáncer, ahora en el otro ojo, nuevamente sometido a cirugía para evitar quimioterapias me quitan mi otro ojo, quedando completamente ciego, a través de ahí cambió por completo toda mi vida”.

Al hablar sobre la experiencia de vivir todos estos años con ceguera total comenta, “ha sido una experiencia interesante, increíble, retadora, divertida, de aprendizaje y reinvención”.

Añade, “la palabra discapacidad no me gusta porque generalmente las personas entienden la discapacidad como una limitación, ya sea por no ver, por no tener una pierna o estar en silla de ruedas, etc (zic)”.


Él describe la discapacidad más como una condición emocional, de pensamiento e imposibilidad de hacer las cosas por miedo, pereza y conformismo.

“Bajo esos conceptos fui generando una experiencia totalmente diferente de lo que supuestamente sería lo normal para una persona que no ve, así me aventuré a aprender mucho, a tocar puertas y hacer cosas que supuestamente no son aptas para alguien que no ve, como estudiar, practicar el deporte y socializar. Ha sido una experiencia de mucha adaptación y mucha reinvención”, menciona Rafael Jaime.

En relación al tema de la inclusión señala, “al final del día todos tenemos diferencias físicas, mentales y emocionales, hay que empezar por entender las diferencias no separan, al contrario deben unirnos y enriquecernos; una premisa para la inclusión para en nosotros es ser personas adaptables, accesibles y encajar en el mundo y no esperar que el mundo encaje a uno”.

Así también subraya, “la autolimitación proviene de pensar que tenemos carencias configuradas en base a lo que se tiene o no se tiene para hacer ciertas cosas, algo que veo fundamental es la importancia de abrazar nuestra realidad, lo que somos y como estamos, en base a ello generar las opciones y oportunidades que podamos tener, en mi caso ha sido un proyecto de vida a través del deporte que me permite compartir o contar experiencias, a final del día me dedico a dar conferencias a través de las cuales comparto vivencias generadas alrededor de todo el mundo con la práctica del deporte e interacción social, te lo pongo ahí, te lo cuento y tú tomas lo mejor, haces una reflexión respecto al momento que estás en tu vida”.

Destaca, “para romper esas autolimitaciones se debe partir por abrazar tu realidad entender lo que tienes, eres y hacer magia con ello (zic)”.

En relación a lo realizado hasta el momento dentro del mundo deportivo comenta, “he practicado el deporte toda mi vida, de chavo jugué futbol, basquetbol y béisbol, representé a Durango en secundaria y prepa, cuando quede totalmente ciego busque actividades que mantuviera mi cabeza tranquila, a pesar que llevaba una vida activa con mis estudios o trabajo, sabía que esto lo debía compaginar con alguna actividad que mantuviera mi cabeza ocupada, y el deporte ha sido un gran escalón para esto (zic)”.

Recuerda, “las primeras actividades deportivas que realicé fue correr y participar en 100, 400 y 800 metros planos, llegué a competir en paralimpiadas, sin embargo, tuve retirarme del gremio, busque otros deportes y actividades que me forzaran y llevaran a desarrollar el resto de los sentidos (olfato, tacto, gusto y oído), a falta de la vista”.

Por lo anterior se acercó al gimnasio, practicó el box, la natación e incluso las artes marciales mixtas, todo ello le ayudó a llevar sus sentidos a otro nivel, “posteriormente a todo ello, entré al triatlón, ahí un 13 de julio del año 2013 me convertí en el primer triatleta ciego en la historia de México nadando 1.9 kilómetros, 90 en bicicleta y 21 kilómetros corriendo, un famoso 70.3 (zic)”.

A través de ahí siguió explorando, haciendo Airoman y carreras pedestres de Ultradistancias por la montaña, todo esto bajo un mayor grado de complejidad y preparación para él.

De esta manera también se convirtió en el primer deportista de Latinoamérica en completar un Ultraman, 10 kilómetros nadando en aguas abiertas, 412 kilómetros en bicicleta y 84 kilómetros corriendo por 36 horas.

Actualmente se dedica cien por ciento al Alpinismo, “estamos subiendo montañas por todo el mundo, estamos buscando abrir nuevas rutas para personas que no han visto, queremos romper paradigmas sociales y personales e incluso en cada montaña que voy mis compañeros de equipo subo a la cumbre y sacó una bandera tachada con el signo de la discapacidad –una silla de rueda con una persona sentada- y desde lo más alto de la cumbre mando ese mensaje, la discapacidad es más una condición de pensamiento y emoción, que física”.

Para terminar expresó, “hasta el momento llevamos 23 cumbres, estamos forjando un camino donde queremos llegar al Everets y a otras montañas no populares, pero con grado de complejidad y tecnicidad”.

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