/ jueves 30 de agosto de 2018

Nuevas y viejas adicciones van contra jóvenes

Los expertos consideran que la adicción al Wi-fi es más fuerte que el sexo y las drogas; el tabaco y el alcohol siguen siendo preocupantes

Las nuevas generaciones, además de contar con nuevas tecnologías, están expuestos ante diversas adicciones diferentes, como las ya conocidas relacionadas a la bebida y el tabaco, y las nuevas, como la dependencia excesiva al Wi-Fi, por lo que diversos expertos se han dedicado a estudiar los comportamientos y las consecuencias de los trastornos.

Un estudio realizado por una empresa proveedora de conectividad móvil, reveló que es más difícil renunciar al Wi-Fi que al sexo, drogas o alcohol.

La encuesta hecha por iPass a más de mil 700 personas, arrojó que 27% le era imposible abandonar la conectividad Wi- Fi, mientras que 5% dijo lo mismo del alcohol y 7% del tabaquismo.

En cuanto a qué les resultaría imposible o difícil abandonar, el Wi-fi superó al sexo con 61% ante 58%. Mientras que 7% admitió haber usado su teléfono móvil durante la práctica sexual.

Asimismo, 23% de los encuestados prefirió tener Wi-Fi que bañarse, y el 19% puso a esta conectividad por encima del contacto humano.

El estudio indica que la dependencia al dispositivo móvil se ha incrementado, al grado de que 72% aceptó haber hecho uso del celular mientas se encontraba en el inodoro y 83% dijo que usa el teléfono inteligente desde la cama.

Ante la falta de conectividad Wi-Fi, 62% dijo sentirse ansioso, mientras que 38% respondió de manera negativa.

La empresa detalló en su página de Internet que la encuesta se realizó entre el 22 de septiembre y el 14 de octubre del año pasado y representa a los profesionales móviles de varios grupos de edad de América del Norte y Europa.

ALCOHOL Y TABACO ALARMAN

Por otra parte, una nueva investigación reveló que los adolescentes que fuman y beben alcohol ya están sufriendo daños visibles en sus arterias a los 17 años de edad, provocando una rigidez arterial que los pondrá en mayor riesgo de problemas cardiacos y vasculares.

Un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias Cardiovasculares, del University College London, Reino Unido, condujeron un estudio entre 2004 y 2008 para determinar el impacto del tabaquismo y la exposición al alcohol durante la adolescencia sobre la rigidez de las arterias a los 17 años.

El consumo de cigarrillos y bebidas alcohólicas fue evaluado con cuestionarios aplicados a mil 266 jóvenes, de ellos 841 mujeres y 425 hombres, que participaron en el estudio longitudinal Avon de padres y niños (ALSPAC), que muestra la salud de 14 mil 500 familias en el área de Bristol.

Los participantes detallaron sus hábitos de tabaco y alcohol a las edades de 13, 15 y 17 años, indicando la edad en la que comenzaron a consumirlos y cuánta cantidad de cada uno, y luego fueron sometidos a pruebas para descubrir si había alguna rigidez de sus arterias.

Los investigadores separaron a los participantes en no fumadores y en fumadores, y a éstos los clasificaron por la frecuencia del consumo de cigarrillos (baja o alta) y también los dividieron por la intensidad de las bebidas alcohólicas ingeridas (ligera, media y pesada) en un día típico.

Posteriormente midieron la velocidad de onda del pulso carotídeo a femoral (PWV) a los 17 años y encontraron que en los fumadores y los bebedores la rigidez de las arterias había comenzado en esta edad relativamente joven, informan los científicos en un artículo publicado en la revista European Heart Journal.

Evidentemente, los fumadores y los consumidores de alcohol actuales tenían mayor rigidez arterial en comparación con los no fumadores y los abstemios, aunque los investigadores descubrieron que las arterias de los participantes que dejaron de consumir ambas volvieron a la normalidad.

Las nuevas generaciones, además de contar con nuevas tecnologías, están expuestos ante diversas adicciones diferentes, como las ya conocidas relacionadas a la bebida y el tabaco, y las nuevas, como la dependencia excesiva al Wi-Fi, por lo que diversos expertos se han dedicado a estudiar los comportamientos y las consecuencias de los trastornos.

Un estudio realizado por una empresa proveedora de conectividad móvil, reveló que es más difícil renunciar al Wi-Fi que al sexo, drogas o alcohol.

La encuesta hecha por iPass a más de mil 700 personas, arrojó que 27% le era imposible abandonar la conectividad Wi- Fi, mientras que 5% dijo lo mismo del alcohol y 7% del tabaquismo.

En cuanto a qué les resultaría imposible o difícil abandonar, el Wi-fi superó al sexo con 61% ante 58%. Mientras que 7% admitió haber usado su teléfono móvil durante la práctica sexual.

Asimismo, 23% de los encuestados prefirió tener Wi-Fi que bañarse, y el 19% puso a esta conectividad por encima del contacto humano.

El estudio indica que la dependencia al dispositivo móvil se ha incrementado, al grado de que 72% aceptó haber hecho uso del celular mientas se encontraba en el inodoro y 83% dijo que usa el teléfono inteligente desde la cama.

Ante la falta de conectividad Wi-Fi, 62% dijo sentirse ansioso, mientras que 38% respondió de manera negativa.

La empresa detalló en su página de Internet que la encuesta se realizó entre el 22 de septiembre y el 14 de octubre del año pasado y representa a los profesionales móviles de varios grupos de edad de América del Norte y Europa.

ALCOHOL Y TABACO ALARMAN

Por otra parte, una nueva investigación reveló que los adolescentes que fuman y beben alcohol ya están sufriendo daños visibles en sus arterias a los 17 años de edad, provocando una rigidez arterial que los pondrá en mayor riesgo de problemas cardiacos y vasculares.

Un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias Cardiovasculares, del University College London, Reino Unido, condujeron un estudio entre 2004 y 2008 para determinar el impacto del tabaquismo y la exposición al alcohol durante la adolescencia sobre la rigidez de las arterias a los 17 años.

El consumo de cigarrillos y bebidas alcohólicas fue evaluado con cuestionarios aplicados a mil 266 jóvenes, de ellos 841 mujeres y 425 hombres, que participaron en el estudio longitudinal Avon de padres y niños (ALSPAC), que muestra la salud de 14 mil 500 familias en el área de Bristol.

Los participantes detallaron sus hábitos de tabaco y alcohol a las edades de 13, 15 y 17 años, indicando la edad en la que comenzaron a consumirlos y cuánta cantidad de cada uno, y luego fueron sometidos a pruebas para descubrir si había alguna rigidez de sus arterias.

Los investigadores separaron a los participantes en no fumadores y en fumadores, y a éstos los clasificaron por la frecuencia del consumo de cigarrillos (baja o alta) y también los dividieron por la intensidad de las bebidas alcohólicas ingeridas (ligera, media y pesada) en un día típico.

Posteriormente midieron la velocidad de onda del pulso carotídeo a femoral (PWV) a los 17 años y encontraron que en los fumadores y los bebedores la rigidez de las arterias había comenzado en esta edad relativamente joven, informan los científicos en un artículo publicado en la revista European Heart Journal.

Evidentemente, los fumadores y los consumidores de alcohol actuales tenían mayor rigidez arterial en comparación con los no fumadores y los abstemios, aunque los investigadores descubrieron que las arterias de los participantes que dejaron de consumir ambas volvieron a la normalidad.

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