En 2020, el país no tuvo ningún tipo de apoyo, se “comió sus ahorritos” y cada quien le hizo como pudo para salir de la crisis, aseguró Jorge Arce, director general de HSBC México.
Al hacer un recuento de los daños que dejó el primer año de la pandemia por el coronavirus, el directivo aseguró en entrevista con El Sol de México que mantener la confianza de los clientes, la solvencia financiera y diseñar apoyos a la medida fueron algunos de los retos que enfrentó el banco, al tiempo que advierte que a la crisis económica todavía le quedan algunos meses.
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“Yo creo que todavía nos falta un poquito en el 2021. Tenemos que enfrentar todavía varios meses de una crisis de salud, pero eventualmente vamos a salir de esta y el país va a continuar y vamos a salir adelante y vamos a salir más fuertes que nunca”.
-¿En este 2021 crees que la economía está igual o peor que hace un año?
-Mira, durante el 2020 nos comimos nuestros ahorritos, vamos a llamarlos así. México no tuvo ningún apoyo. No nos apalancamos como país, no nos apalancamos como sociedad para tratar de llevar la crisis. Por varias razones, la decisión fue que cada quien como pueda, es la verdad, y nos comimos nuestros ahorritos, nuestras reservas.
“Sobrevivimos la crisis, fue una crisis muy profunda, una baja de la actividad económica muy, muy profunda, y aquí ya estamos en el 2021, en un proceso en el cual ya nos comimos todo lo que teníamos, ¿no? Entonces, cualquier alargamiento de esta crisis en la cual la economía no se abre, la vamos a sufrir mucho más profundo que durante el 2020.
“Sin embargo, pues ya vemos vacunas, sabemos que nuestros principales socios comerciales están abiertos o abriéndose, que, por ejemplo, Estados Unidos está vacunando muy rápidamente a su población.
“La historia principal del 2020 fue que México, como un país abierto, una nación dedicada al comercio internacional, a hacer parte de las cadenas productivas del mundo, tuvo beneficios que otros países no tuvieron.
“Por ejemplo, el hecho de que tengamos tantos paisanos (en Estados Unidos) que trabajen, que le echen ganas y que fueron muy solidarios con sus familias en México por la crisis, recibimos 40 mil millones de dólares en remesas, equivale más o menos al cuatro por ciento del PIB.
“Eso es un dinero del exterior que nos ayudaron para sobrepasar la crisis. También nuestra industria manufacturera y agrícola se benefició de todos los programas o incentivos contracíclicos del gobierno americano”.
-Nos acabamos nuestros ahorros, pero ¿que hizo falta por parte del gobierno? ¿Qué opinión hay sobre el manejo de la pandemia?
-Esto es casi filosofía económica, yo creo que hay que ponerlo en contexto. México va a salir de esta crisis con unas finanzas públicas muy sólidas. Si tú nos comparas con Brasil o inclusive Estados Unidos, el total de deuda del PIB va a estar arriba del 100 por ciento, mientras que nuestro país va a estar en el 54 por ciento.
“Por decisión del gobierno decidieron mantener este tipo de flexibilidad fiscal y económica de no sobreendeudar al país y utilizar ese dinero para soportar la crisis, para sobrevivir la crisis.
“La pregunta ahora, y esa es una pregunta que nos tenemos que hacer como sociedad, como autoridad fiscal, como autoridad económica, como sistema bancario, es de dónde van a venir los recursos para reactivar o salir de la crisis.
“Una cosa es gastarte tu dinero para sobrevivir una crisis y otra es cómo hago yo para abrir de nuevo mi restaurante, mi hotel, gimnasio o mi cine.
“¿Quién me puede dar recursos que me puede apoyar? Y yo creo que eso va a necesitar que las autoridades, los bancos, los dueños de esas empresas, tomen ciertos riesgos e inviertan su dinero.
“Mi pregunta principal es ¿de dónde? ¿Cómo? ¿Cuándo van a venir los recursos a apoyar a la planta productiva del país que se vio afectada por esta crisis, en especial los servicios? ¿De dónde van a venir los recursos para reactivarlo? Yo creo que ahí debemos de enfocar ahorita nuestra imaginación y nuestros recursos para ayudar a abrir la planta productiva del país, especialmente en ese sector de pequeñas y medianas empresas que son la base del empleo en México”.
-Persiste también el debate sobre si los bancos deben emitir una divisa digital, ¿Qué opinión tienen sobre estos activos? ¿En México hay oportunidades para usarlas?
-Dos partes. Si lo ves crudamente, el peso es una moneda digital, es una moneda que tu la mandas en SPEI de manera muy rápida, muy segura, y también puedes usar CoDi, de tal manera que es la manera más digital que yo puedo pensar en el mundo. Pocos países tienen un un sistema de transferencia de efectivo tan dinámico como lo tenemos en México. Gracias a los esfuerzos de la banca y sobretodo de Banco de México, yo creo que CoDi va a ser un producto y una manera de comprar y vender que va a revolucionar el país.
“Pero el peso se está convirtiendo en una moneda digital. Es fácil hacer transferencias internacionales con el peso, es fácil recibir transferencias internacionales con peso. Entonces, México ya tiene una moneda digital bien regulada, bien administrada, que tiene un valor y que puede guardar valor durante el tiempo, que recibe tasas de interés muy fuertes. El Bitcoin es un instrumento de guardar valor, más que intercambiar valor.
“Le va a llevar tiempo, pero tiene un lugar dentro de la economía y dentro de los portafolios de inversión y seguramente se va a facilitar la manera de utilizarlo como un medio de cambio o de transferencia. Ha subido muchísimo. Tengo muchos amigos que me decían compra Bitcoin, compra Bitcoin y yo sé que es eso y ahorita están riquísimos. La verdad que se está pegando contra la pared. Debía haber comprado sin lugar a dudas”.
¿Pemex sigue siendo esta carga fiscal para el país?. Con lo que estamos viendo con la CFE, ¿crees que esta compañía vaya por el mismo camino? Es decir, ¿que la CFE se pueda convertir en una carga fiscal para el país?
-No, la CFE y Pemex son historias totalmente diferentes. Pemex enfrenta retos importantes en su producción o su eficiencia en que ve cómo lo vende y también en el hecho de que los productos en los hidrocarburos para el mundo ya no son tan importantes como eran antes. “En el mundo hay un una ola de sustituir productos de hidrocarburos en la producción de electricidad, en el transporte, inclusive en la producción de plásticos y otros insumos.
“Pemex está haciendo lo correcto al tratar de buscar eficiencias, enfocarse en subir su producción, en manejar sus cargas pasivas, pero trabaja dentro de una industria y a nivel global está perdiendo importancia de una manera muy rápida.
“CFE tiene el beneficio de que opera en uno de los países más dinámicos, con mejores perspectivas en el mundo. Lo que tiene que hacer CFE es ver cómo producir, distribuir y vender electricidad de la manera más efectiva y racionalmente.
“La energía eléctrica dentro del país tiene que ser dinámica, tiene que utilizar tecnología de punta. También tiene una obligación con el medio ambiente de usar energías limpias. México tiene unas obligaciones muy profundas en la agenda del cambio climático, en reducir su huella del carbón.
“Entonces, CFE no sólo tiene que dar energía de una manera dinámica o estable a toda la economía, porque México va a seguir creciendo, pero lo tiene que hacer con las tecnologías, eficiencia y políticas adecuadas.
“CFE tiene un futuro muy prometedor, tiene unas grandes perspectivas y es una empresa sólida, es una empresa que sabe hacer las cosas.
-¿Crees que lo pueda hacer sola o hay que tenderle la mano a los privados en este rubro?
-Yo creo que va encontrar oportunidades de hacer cosas con socios locales, extranjeros, privados. Van a haber oportunidades y las tiene que alzar una a una. Muchas de estas tecnologías necesitan socios privados que te van a dar acceso a capital, la tecnología, y hay partes de la industria eléctrica que lo saben hacer muy bien, que no necesitan a nadie y que pueden dar un servicio a buen costo y de una manera sustentable.
“Va a ser una historia fluida, una historia que espero que tenga la flexibilidad y las ganas de tener una mente abierta para poder trabajar en eso.
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