Uno de los más grandes temores del cineasta Caye Casas es morir. “Es algo que desde pequeño me da pánico, es un sentimiento frecuente. Me eduqué en un colegio de monjas, eso me hizo ateo y no creo en ninguna religión. Entonces, para mí, después de la muerte, si te entierran te quedas ahí y se acaba, así que estas historias me sirven como catarsis para tratar un tema que me da pánico y que sé que llegará”, afirmó Casas en entrevista.
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Hasta el momento, el realizador español ha filmado dos largometrajes, el primero, Matar a Dios, de 2017 y el segundo, de reciente estreno, La mesita del comedor.
El sello que caracteriza su trabajo es la fusión de la comedia negra con el thriller psicológico. Lejos de buscar la típica historia de cine de terror fantástico, con monstruos y criaturas mitológicas que generen espanto en el espectador, Casas se inclina mucho más por un terror en el que sólo la crueldad humana y de la vida pueden provocar.
“Me gusta mezclarlo un poco con humor negro porque cuando una cosa te da mucho miedo, a veces hay que tomárselo con sentido del humor y el mío es muy ácido, por eso me salen esas historias en las que el tema central es la muerte y siempre hay algunas dosis de humor negrísimo o más que negro.
“Quiero dejar en este mundo pequeñas historias para que la gente diga ‘vaya, el cabrón éste cómo nos hacía sufrir y qué historias tan retorcidas hacía’”, expresó.
En La mesita del comedor, Jesús y María reciben a su primogénito y mientras la atención de ella está en el bebé, él siente que no tiene ningún poder de decisión dentro de su relación. Entonces Jesús compra una mesa que desencadenará situaciones que ninguno de los dos esperan.
“El tema de la crueldad humana es uno de los temas que me apasiona, lo cruel no sólo de los humanos, sino también lo cruel que puede ser la vida con cualquiera de nosotros cuando tienes muy mala suerte, cuando el destino es cruel y te da un puñetazo en el estómago y tu vida se convierte en un infierno y a veces te preguntas si el infierno existe o no.
“Para mí el infierno existe, pero no ese con llamas o satanás, sino lo que te puede pasar en la vida si tienes muy mala suerte tal y como se explica en esta cinta”, dijo.
Pero el largometraje, mismo que fue rodado en sólo 10 días y que, al ser independiente, tuvo muchos obstáculos financieros para concretarse, no sólo se enfoca en una visión negativa, el público puede tener la opción de mirar el lado positivo, gracias a los mensajes alentadores que incluyó en varias de las escenas.
“A veces puedes tener un día de mierda absoluto o tu vida es una absoluta basura porque te va fatal, pero no todo mundo lo sabe, entonces o te encuentras a alguien en el mar de la felicidad saludándote cuando tú estás hundido en la miseria, o te encuentras en algún mensaje de estos en radio, tele o tiendas y es un contraste que quería plasmar en esta película, que cuando estás hundido, la vida sigue para los demás.
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“Los mensajes están puestos para que los veas, te animes, la película la puedes tomar desde el otro ángulo, en el que piensas que la vida está para disfrutarla porque en cualquier momento las cosas se pueden torcer y el infierno está a la vuelta de la esquina y puede tocarnos a cualquiera de nosotros”, aseguró.
El año pasado La mesita del comedor logró posicionarse como el máximo ganador de premios al sumar 27 en distintos festivales y eventos cinematográficos a nivel mundial; actualmente se exhibe en cines.