/ sábado 11 de septiembre de 2021

Gregorio Meraz recuerda el 11S: de un día “flojo” llegó el caos

El periodista y corresponsal de guerra mexicano cubrió en directo el ataque al Pentágono 

Radiante, en el día no pintaba ningún nubarrón, pero sí sería complicado para Gregorio Meraz, quien reportaba desde Washington para Televisa.

Aquel 11 de septiembre de 2001, “era un día flojo, tenía un mayor desafío de cumplir con mis coberturas porque no había muchas notas”, recuerda en entrevista para El Sol de México el corresponsal de guerra mexicano.

➡️ 11 de septiembre: aquí los documentales y películas que recuerdan la tragedia

“Washington se estaba reactivando después de la conmemoración del Día del Trabajo, que se realizó la primera semana de septiembre. Entonces mi día estaba flojo como decimos en el argot periodístico.Me estaba disponiendo a salir de casa, tomé un café y en ese momento encendí la televisión. Vi que había un incendio en la primera de las Torres Gemelas y me pareció un evento terrible. Esperé un tiempo para que cayera la información, para saber cuál había sido la causa del fuego en su interior, hice llamadas a varios contactos y nadie decía nada, pero estaban sumamente nerviosos. Eso fue como a las 8:46 y un poco más tarde, a las 9:03, o 9:06, nos enteramos del segundo avión que se impactó contra la Torre”.

A partir de entonces, su día y el de gran parte del mundo, cambió por completo. “Empezamos a recibir llamadas urgentes desde México, de los jefes pidiendo que les enviara información. Fuentes como el Pentágono, el Departamento de Estado, la Casa Blanca, decían que no tenían nada confirmado y estaban recabando la información”.

Mientras seguía por televisión lo que ocurría en las Torres Gemelas, su sorpresa iba en aumento. “Comenzó a hacerse una situación caótica.Fueron momentos muy intensos en los que se produjo el primer impacto del avión, después el segundo. Luego, vino el ataque al Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos en Washington D.C.), con esta acción se vio claramente que ya era una agresión directa contra Estados Unidos”.

Al corresponsal le tocó vivir la un ambiente de histeria colectiva, “había una gran incertidumbre, nadie articulaba nada, porque además en estas situaciones, se diseminan rumores. Se hablaba de que había un coche bomba en el Departamento de Estado, que había otroen la explanada del Capitolio o posiblemente otro avión podría atacar la Casa Blanca”.

Tras la declaración de emergencia del presidente George W. Bush, quien estaba de gira en Sarasota, Flora, Washington hizo un despliegue de seguridad. “Hasta ese día, yo no había visto ahí vehículos militares, soldados en cada esquina, lanzamisiles en puestos estratégicos. Era como una pesadilla”. El reportero vivía su propio terror: Ninguna fuente oficial confirmaba nada.

“Se esperaba información del Pentágono, pero estaba en una condición terrible, con cerca de 25 mil empleados que laboran en el corazón militar de Estados Unidos y todos estaban siendo evacuados. Se pudo hablar con algunos sobrevivientes que narran cómo de pronto sintieron el impacto, se cimbró todo el edificio y luego se quedó a oscuras, algunos nos dijeron que en las oficinas cercanas se acumuló tanto calor que el piso y las paredes eran como planchas calientes.Una persona nos dijo que los dedos de sus manos se le reventaron como salchichas a causa del calor.

“Luego pudimos acceder a las fuentes fidedignas, confirmando la información durante el resto de las horas del día estuve transmitiendo para Televisa, primero para el programa de Jorge Berry y Lourdes Ramos, luego seguía con los demás titulares de emisiones de noticias como Joaquín López Dóriga, Adela Micha y Leonardo Kourchenko”.

Además de recordar “escenas dantescas” de traslados de heridos en helicóptero y destrucción alrededor, Gregorio Meraz evoca esa cobertura con emoción. “Sabemos que cuando empezamos a trabajar una nota buena, implica nuestra entrega en cuerpo y alma. Intercalaba mis envíos en vivo con llamadas telefónicas y trabajaba toda la tarde y noche. En las mañanas hacía resúmenes para los principales programas de noticias de Televisa”.

Hace 20 años, la tecnología para transmisiones era distinta. “La información era enviada por satélite, tenías que coordinar los tiempos, correr a un lugar para transmitir y enviar, prepararme para el enlace en vivo, que hacía en la Casa Blanca, fuera del Pentágono o frente al Capitolio, fueron días muy intensos, de no dormir mucho, ni comer bien”.

Después de trabajar toda esa cobertura, Gregorio Meraz se alistó para cubrir la llegada a Afganistán de la operación Libertad duradera de soldados estadounidenses. Fue testigo de la ocupación que hace unas semanas terminó con el retorno de los soldados a su país. Trabajos periodísticos que recopila en su libro El periodismo: Una lección en cada nota diaria (2020), que se puede adquirir digitalmente en Amazon y iTunes.

Escucha el podcast ⬇️

Disponible en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music



Radiante, en el día no pintaba ningún nubarrón, pero sí sería complicado para Gregorio Meraz, quien reportaba desde Washington para Televisa.

Aquel 11 de septiembre de 2001, “era un día flojo, tenía un mayor desafío de cumplir con mis coberturas porque no había muchas notas”, recuerda en entrevista para El Sol de México el corresponsal de guerra mexicano.

➡️ 11 de septiembre: aquí los documentales y películas que recuerdan la tragedia

“Washington se estaba reactivando después de la conmemoración del Día del Trabajo, que se realizó la primera semana de septiembre. Entonces mi día estaba flojo como decimos en el argot periodístico.Me estaba disponiendo a salir de casa, tomé un café y en ese momento encendí la televisión. Vi que había un incendio en la primera de las Torres Gemelas y me pareció un evento terrible. Esperé un tiempo para que cayera la información, para saber cuál había sido la causa del fuego en su interior, hice llamadas a varios contactos y nadie decía nada, pero estaban sumamente nerviosos. Eso fue como a las 8:46 y un poco más tarde, a las 9:03, o 9:06, nos enteramos del segundo avión que se impactó contra la Torre”.

A partir de entonces, su día y el de gran parte del mundo, cambió por completo. “Empezamos a recibir llamadas urgentes desde México, de los jefes pidiendo que les enviara información. Fuentes como el Pentágono, el Departamento de Estado, la Casa Blanca, decían que no tenían nada confirmado y estaban recabando la información”.

Mientras seguía por televisión lo que ocurría en las Torres Gemelas, su sorpresa iba en aumento. “Comenzó a hacerse una situación caótica.Fueron momentos muy intensos en los que se produjo el primer impacto del avión, después el segundo. Luego, vino el ataque al Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos en Washington D.C.), con esta acción se vio claramente que ya era una agresión directa contra Estados Unidos”.

Al corresponsal le tocó vivir la un ambiente de histeria colectiva, “había una gran incertidumbre, nadie articulaba nada, porque además en estas situaciones, se diseminan rumores. Se hablaba de que había un coche bomba en el Departamento de Estado, que había otroen la explanada del Capitolio o posiblemente otro avión podría atacar la Casa Blanca”.

Tras la declaración de emergencia del presidente George W. Bush, quien estaba de gira en Sarasota, Flora, Washington hizo un despliegue de seguridad. “Hasta ese día, yo no había visto ahí vehículos militares, soldados en cada esquina, lanzamisiles en puestos estratégicos. Era como una pesadilla”. El reportero vivía su propio terror: Ninguna fuente oficial confirmaba nada.

“Se esperaba información del Pentágono, pero estaba en una condición terrible, con cerca de 25 mil empleados que laboran en el corazón militar de Estados Unidos y todos estaban siendo evacuados. Se pudo hablar con algunos sobrevivientes que narran cómo de pronto sintieron el impacto, se cimbró todo el edificio y luego se quedó a oscuras, algunos nos dijeron que en las oficinas cercanas se acumuló tanto calor que el piso y las paredes eran como planchas calientes.Una persona nos dijo que los dedos de sus manos se le reventaron como salchichas a causa del calor.

“Luego pudimos acceder a las fuentes fidedignas, confirmando la información durante el resto de las horas del día estuve transmitiendo para Televisa, primero para el programa de Jorge Berry y Lourdes Ramos, luego seguía con los demás titulares de emisiones de noticias como Joaquín López Dóriga, Adela Micha y Leonardo Kourchenko”.

Además de recordar “escenas dantescas” de traslados de heridos en helicóptero y destrucción alrededor, Gregorio Meraz evoca esa cobertura con emoción. “Sabemos que cuando empezamos a trabajar una nota buena, implica nuestra entrega en cuerpo y alma. Intercalaba mis envíos en vivo con llamadas telefónicas y trabajaba toda la tarde y noche. En las mañanas hacía resúmenes para los principales programas de noticias de Televisa”.

Hace 20 años, la tecnología para transmisiones era distinta. “La información era enviada por satélite, tenías que coordinar los tiempos, correr a un lugar para transmitir y enviar, prepararme para el enlace en vivo, que hacía en la Casa Blanca, fuera del Pentágono o frente al Capitolio, fueron días muy intensos, de no dormir mucho, ni comer bien”.

Después de trabajar toda esa cobertura, Gregorio Meraz se alistó para cubrir la llegada a Afganistán de la operación Libertad duradera de soldados estadounidenses. Fue testigo de la ocupación que hace unas semanas terminó con el retorno de los soldados a su país. Trabajos periodísticos que recopila en su libro El periodismo: Una lección en cada nota diaria (2020), que se puede adquirir digitalmente en Amazon y iTunes.

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