/ domingo 11 de febrero de 2024

Sergio Corona recuerda 80 años en el entretenimiento con su biografía “Te invito a mi camerino”

Sergio Corona recuerda su carrera de casi 80 años en el entretenimiento

“Les diré, no cambiaré, siempre seré un comediante. Nunca seré un espectador del drama, no señor, la comedia es más hermosa, la comedia es más graciosa, y además es lo que me gusta a mí”, canta Sergio Corona sonriente, mientras recuerda algunos pasajes de su vida.

Cómodamente sentado en una oficina, y siempre atento durante la charla, el artista, cuyo camino inició en agosto de 1947, cuando se sumó a la Asociación Nacional de Actores, se traslada a su infancia.

Según platica, no siempre sintió la vocación actoral, pero su acercamiento al arte comenzó desde su niñez, cuando tocaba junto con sus hermanos (quienes al igual que él nacieron con buen ritmo) en un quiosco de Cuernavaca.

“Teníamos una banda en Morelos, mi hermano Baltasar tocaba la trompeta, y mi hermano Rubén la tarola”, detalla. “Una vez hicimos una actividad en el jardín, y se me ocurrió ir a donde ellos ensayaban y empecé a practicar el saxofón.

“Hice mi debut cuando tenía ocho años, pero resulta que me equivoqué en ‘La virgen de la Macarena’, estaban tocando e hice un pitazo fuera de tono, así que vino el director y me dio con la batuta. Me bajé llorando, mi papá estaba en el jardín y vino a defenderme, obviamente se enojó. Y ya no volví a tocar con ellos”.

Sin embargo, lejos de permitir que eso lo desanimara, siguió explorando su faceta artística, e incluso aprendió a bailar tap a una edad temprana, habilidad que le sirvió años más tarde cuando trabajó en el teatro, donde hizo mancuerna con Alfonso Arau en el dueto conocido como Corona y Arau, éste último después convertido en cineasta.

UN ARTISTA PERSEVERANTE

Su carrera, durante la que ha hecho más de 20 películas y series de televisión, además de decenas de obras de teatro, comenzó precisamente en las tablas con tan solo 17 años, a los pocos meses de haber iniciado formalmente sus clases de baile.

“Debuté en el Teatro Río, que estaba en la calle de Niño Perdido, era un teatro de revista popular, y pidieron un bailarín porque iban a debutar en una temporada”, apuntó el intérprete, cuyo trabajo en teatro incluye títulos como “Sugar”, “Los chicos de la banda”, “La nona”, “Como México no hay tres” y “La fiaca”, de la cual ofreció alrededor de cinco mil funciones.

Tras su primera función, tuvo un incómodo encuentro con el periodista Francisco Quezada, quien criticó su trabajo y le sugirió dedicarse a otra cosa, argumentando que “era muy malo”.

Aunque tras ese comentario sintió tristeza, hizo caso omiso y continuó con su preparación, para posteriormente incursionar en el teatro profesional, el cine y la televisión. Años más tarde, volvió a ver a con aquel reportero al finalizar una función, cuando uno de los empleados del teatro llegó al camerino, donde se encontraban él y Beto el Boticario, para pedir 50 pesos.

Cuando Corona se asomó y vio quién era la persona que solicitaba el préstamo, salió personalmente a darle el dinero. “Le dije ´oye, ¿te acuerdas de mí?´, y me contestó que no. Entonces le recordé quién era yo, y cómo en mi debut me dijo que no servía para actuar. Le comenté que por no haberle hecho caso, le pude prestar esos cincuenta pesos”.

AMANTE DEL INGENIO

De sus proyectos, entre los que destacan cintas como “El negoción”, “Cinco nacos asaltan Las Vegas”, “Los pistolocos”, “La mesa que más aplauda”, “¡Pum!”; y producciones televisivas como “Hogar dulce hogar”, “Humor es los comediantes”, De pocas, pocas pulgas” y “Como dice el dicho”, que actualmente está al aire con su temporada 14, siempre ha predominado la comedia.

Y es que desde sus inicios ha sentido una gran afición por este género, el cual ha defendido a lo largo de su trayectoria a través de contenidos que hacen reír al público desde el respeto.

Si bien reconoce que hay audiencias que aplauden los chistes con palabras altisonantes, él siempre ha sido partidario de hacer reír desde juegos de palabras inteligentes siendo, en su opinión, la canción “La tienda de mi pueblo” de Chava Flores uno de los mejores ejemplos de un buen ejercicio de comedia.

“A mí me hace reír, el ingenio, el doble sentido sin vulgaridad, esos son los albures”, asegura. “Ya escuché y me sorprendí de comediantes que están hablando, y mientan madres y dicen vulgaridades, y el público lo festeja, lo cual me dio pena. Pero se van transformando las cosas, y habrá a quienes eso no les guste”.

Al preguntarle cuáles son las claves para crear una buena comedia desde cero, apuntó: “Primero el libreto, segundo, quién la interpreta y tercero hay que trabajar para los silencios y para los ruidos, que no perjudiquen los textos, eso son las risas y los aplausos, no debes hablar cuando se escuchan, pero debes seguir tu personaje de forma que no le hagas daño a la obra ni a los compañeros”.

TE INVITO A MI CAMERINO

Con la finalidad de recopilar sus experiencias profesionales, y la satisfacción que le han dejado sus años de carrera, el artista acaba de publicar el libro “Te invito a mi camerino”. Al hablar sobre el proceso de escritura, asegura que este viaje por su vida lo ayudó incluso a recordar vivencias que ya había olvidado.

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“Va uno arrastrando historia, y llega el momento que quiere recordar, y lo logré, aunque ya se me volvió a olvidar”, cuenta entre risas.

Entre las páginas de su libro se encuentra un recuento de los monólogos que hizo a lo largo de su carrera, tanto en solitario como aquellos que compartió con personajes como Manuel “El Loco” Valdés, su gran amigo y Nora Velázquez, “Chabelita”, así como experiencias en obras de teatro, y los proyectos más conocidos de su carrera.

Al cuestionarlo sobre el título del libro, sonriente comenta que parte de una intención de simular un espacio de conversación con sus lectores. “El camerino es el lugar donde uno, trabajando en el teatro, invita a los amigos, a las visitas y a todas las personas. Entonces quiero platicar contigo, te invito a mi camerino”, finalizó el actor.

“Les diré, no cambiaré, siempre seré un comediante. Nunca seré un espectador del drama, no señor, la comedia es más hermosa, la comedia es más graciosa, y además es lo que me gusta a mí”, canta Sergio Corona sonriente, mientras recuerda algunos pasajes de su vida.

Cómodamente sentado en una oficina, y siempre atento durante la charla, el artista, cuyo camino inició en agosto de 1947, cuando se sumó a la Asociación Nacional de Actores, se traslada a su infancia.

Según platica, no siempre sintió la vocación actoral, pero su acercamiento al arte comenzó desde su niñez, cuando tocaba junto con sus hermanos (quienes al igual que él nacieron con buen ritmo) en un quiosco de Cuernavaca.

“Teníamos una banda en Morelos, mi hermano Baltasar tocaba la trompeta, y mi hermano Rubén la tarola”, detalla. “Una vez hicimos una actividad en el jardín, y se me ocurrió ir a donde ellos ensayaban y empecé a practicar el saxofón.

“Hice mi debut cuando tenía ocho años, pero resulta que me equivoqué en ‘La virgen de la Macarena’, estaban tocando e hice un pitazo fuera de tono, así que vino el director y me dio con la batuta. Me bajé llorando, mi papá estaba en el jardín y vino a defenderme, obviamente se enojó. Y ya no volví a tocar con ellos”.

Sin embargo, lejos de permitir que eso lo desanimara, siguió explorando su faceta artística, e incluso aprendió a bailar tap a una edad temprana, habilidad que le sirvió años más tarde cuando trabajó en el teatro, donde hizo mancuerna con Alfonso Arau en el dueto conocido como Corona y Arau, éste último después convertido en cineasta.

UN ARTISTA PERSEVERANTE

Su carrera, durante la que ha hecho más de 20 películas y series de televisión, además de decenas de obras de teatro, comenzó precisamente en las tablas con tan solo 17 años, a los pocos meses de haber iniciado formalmente sus clases de baile.

“Debuté en el Teatro Río, que estaba en la calle de Niño Perdido, era un teatro de revista popular, y pidieron un bailarín porque iban a debutar en una temporada”, apuntó el intérprete, cuyo trabajo en teatro incluye títulos como “Sugar”, “Los chicos de la banda”, “La nona”, “Como México no hay tres” y “La fiaca”, de la cual ofreció alrededor de cinco mil funciones.

Tras su primera función, tuvo un incómodo encuentro con el periodista Francisco Quezada, quien criticó su trabajo y le sugirió dedicarse a otra cosa, argumentando que “era muy malo”.

Aunque tras ese comentario sintió tristeza, hizo caso omiso y continuó con su preparación, para posteriormente incursionar en el teatro profesional, el cine y la televisión. Años más tarde, volvió a ver a con aquel reportero al finalizar una función, cuando uno de los empleados del teatro llegó al camerino, donde se encontraban él y Beto el Boticario, para pedir 50 pesos.

Cuando Corona se asomó y vio quién era la persona que solicitaba el préstamo, salió personalmente a darle el dinero. “Le dije ´oye, ¿te acuerdas de mí?´, y me contestó que no. Entonces le recordé quién era yo, y cómo en mi debut me dijo que no servía para actuar. Le comenté que por no haberle hecho caso, le pude prestar esos cincuenta pesos”.

AMANTE DEL INGENIO

De sus proyectos, entre los que destacan cintas como “El negoción”, “Cinco nacos asaltan Las Vegas”, “Los pistolocos”, “La mesa que más aplauda”, “¡Pum!”; y producciones televisivas como “Hogar dulce hogar”, “Humor es los comediantes”, De pocas, pocas pulgas” y “Como dice el dicho”, que actualmente está al aire con su temporada 14, siempre ha predominado la comedia.

Y es que desde sus inicios ha sentido una gran afición por este género, el cual ha defendido a lo largo de su trayectoria a través de contenidos que hacen reír al público desde el respeto.

Si bien reconoce que hay audiencias que aplauden los chistes con palabras altisonantes, él siempre ha sido partidario de hacer reír desde juegos de palabras inteligentes siendo, en su opinión, la canción “La tienda de mi pueblo” de Chava Flores uno de los mejores ejemplos de un buen ejercicio de comedia.

“A mí me hace reír, el ingenio, el doble sentido sin vulgaridad, esos son los albures”, asegura. “Ya escuché y me sorprendí de comediantes que están hablando, y mientan madres y dicen vulgaridades, y el público lo festeja, lo cual me dio pena. Pero se van transformando las cosas, y habrá a quienes eso no les guste”.

Al preguntarle cuáles son las claves para crear una buena comedia desde cero, apuntó: “Primero el libreto, segundo, quién la interpreta y tercero hay que trabajar para los silencios y para los ruidos, que no perjudiquen los textos, eso son las risas y los aplausos, no debes hablar cuando se escuchan, pero debes seguir tu personaje de forma que no le hagas daño a la obra ni a los compañeros”.

TE INVITO A MI CAMERINO

Con la finalidad de recopilar sus experiencias profesionales, y la satisfacción que le han dejado sus años de carrera, el artista acaba de publicar el libro “Te invito a mi camerino”. Al hablar sobre el proceso de escritura, asegura que este viaje por su vida lo ayudó incluso a recordar vivencias que ya había olvidado.

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“Va uno arrastrando historia, y llega el momento que quiere recordar, y lo logré, aunque ya se me volvió a olvidar”, cuenta entre risas.

Entre las páginas de su libro se encuentra un recuento de los monólogos que hizo a lo largo de su carrera, tanto en solitario como aquellos que compartió con personajes como Manuel “El Loco” Valdés, su gran amigo y Nora Velázquez, “Chabelita”, así como experiencias en obras de teatro, y los proyectos más conocidos de su carrera.

Al cuestionarlo sobre el título del libro, sonriente comenta que parte de una intención de simular un espacio de conversación con sus lectores. “El camerino es el lugar donde uno, trabajando en el teatro, invita a los amigos, a las visitas y a todas las personas. Entonces quiero platicar contigo, te invito a mi camerino”, finalizó el actor.

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