/ martes 30 de junio de 2020

Agudiza crisis económica y afecta a lustradores de zapatos

Deben endeudarse para poder continuar como boleros

JARAL DEL PROGRESO, Gto.- José Luis Rico Martínez es lustrador de calzado en la ciudad desde hace 21 años y en esta nueva normalidad no ve mejoría económica ni más demanda de sus servicios como bolero. Sus ingresos disminuyeron en casi el 70% ante la cancelación de eventos religiosos y sociales y la cancelación de espacios públicos en el centro de la ciudad.

Acompañado de su hijo en el Jardín Miguel Hidalgo, quien le apoya en la labor de lustrar el calzado, José Luis de 54 años de edad afirma que antes de la pandemia por Covid-19 realizaba unas 15 boleadas, mientras que en la actualidad sólo logra un promedio de cinco.

Sin embargo, pese a la situación de la crisis económica sus gastos ordinarios siguen corriendo y ha tenido que endeudarse con familiares que le hacen pequeños prestamos de dinero.


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“Casi no sale la gente, ya no se hacen misas ni hay fiestas. Eso nos ha afectado a todos. Antes desde el viernes habían de bodas, 15 años, bautizos y las misas los domingos, era cuando teníamos mucho trabajo aquí en el centro”, explica.

Otra de las desventajas es que actualmente no hay clases presenciales en las escuelas lo que obliga a José Luis y a su hijo a tener que bajar el gasto al mínimo ya que de lo contrario no tiene forma de volver a surtir sus insumos para continuar en el trabajo.


A veces no hay forma de volver a surtir. Me voy a Valle (de Santiago) a comprar lo que ocupo, pero lo poquito que gano, uno se lo va gastando en las necesidades de la casa.


El ilustrador de calzado, quien es ya bien conocido en el centro de la ciudad tiene una larga trayectoria en este oficio, el cual comenzó desde que tenía 33 años de edad, dice al afirmar que esta situación de la pandemia del coronavirus es inédita y nunca había vivido una situación paremiológica ni económica como esta.

Aunque la nueva normalidad ha traído un incremento en el aforo de gente en el Jardín Miguel Hidalgo no ha sido suficiente para los comerciantes y prestadores de servicios como José Luis, ya que las bancas continúan clausuradas y “la gente lo que quiere es venir a sentarse, tomarse un helado y venirse a bolear”.

JARAL DEL PROGRESO, Gto.- José Luis Rico Martínez es lustrador de calzado en la ciudad desde hace 21 años y en esta nueva normalidad no ve mejoría económica ni más demanda de sus servicios como bolero. Sus ingresos disminuyeron en casi el 70% ante la cancelación de eventos religiosos y sociales y la cancelación de espacios públicos en el centro de la ciudad.

Acompañado de su hijo en el Jardín Miguel Hidalgo, quien le apoya en la labor de lustrar el calzado, José Luis de 54 años de edad afirma que antes de la pandemia por Covid-19 realizaba unas 15 boleadas, mientras que en la actualidad sólo logra un promedio de cinco.

Sin embargo, pese a la situación de la crisis económica sus gastos ordinarios siguen corriendo y ha tenido que endeudarse con familiares que le hacen pequeños prestamos de dinero.


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“Casi no sale la gente, ya no se hacen misas ni hay fiestas. Eso nos ha afectado a todos. Antes desde el viernes habían de bodas, 15 años, bautizos y las misas los domingos, era cuando teníamos mucho trabajo aquí en el centro”, explica.

Otra de las desventajas es que actualmente no hay clases presenciales en las escuelas lo que obliga a José Luis y a su hijo a tener que bajar el gasto al mínimo ya que de lo contrario no tiene forma de volver a surtir sus insumos para continuar en el trabajo.


A veces no hay forma de volver a surtir. Me voy a Valle (de Santiago) a comprar lo que ocupo, pero lo poquito que gano, uno se lo va gastando en las necesidades de la casa.


El ilustrador de calzado, quien es ya bien conocido en el centro de la ciudad tiene una larga trayectoria en este oficio, el cual comenzó desde que tenía 33 años de edad, dice al afirmar que esta situación de la pandemia del coronavirus es inédita y nunca había vivido una situación paremiológica ni económica como esta.

Aunque la nueva normalidad ha traído un incremento en el aforo de gente en el Jardín Miguel Hidalgo no ha sido suficiente para los comerciantes y prestadores de servicios como José Luis, ya que las bancas continúan clausuradas y “la gente lo que quiere es venir a sentarse, tomarse un helado y venirse a bolear”.

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