Los días 18 y 20 de junio, la Iglesia católica en todo el país realizará dos celebraciones para recordar a las víctimas de la violencia que ha habido en México.
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Enrique Díaz Díaz, obispo de la Diócesis de Irapuato, dijo durante la rueda de prensa dominical que el 18 de junio será llevada a cabo a las 12 del día, en la Catedral, una misa especial, en donde se haga un memorial por todas las víctimas de la violencia en México.
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Para esta misa, que será llevada a cabo de manera simultánea en todo el país, se estará pidiendo que las personas que tengan familiares que haya sido víctimas de la violencia que acudan a misa con el retrato de su familiar, para pedir por ella en la Eucaristía.
Además, el 20 de junio, a las tres de la tarde, en todo el país serán repicadas las campanas de los templos, a manera de recordar también a las víctimas de la violencia, pero también para rememorar a los sacerdotes jesuitas asesinados hace un año en Chihuahua.
Enrique Díaz Díaz dijo que en las visitas que ha realizado a diversas comunidades y colonias de los municipios de la Diócesis se ha encontrado con historias que hablan del dolor de perder a familiares a causa de la violencia que se vive en el estado y en el país.
“Esta semana platicaba con una persona que tiene su familiar desaparecido y ha participado con estos grupos de búsqueda y yo sentía su impotencia de buscar e ir caminando y por otro lado el miedo de encontrarlo y también el miedo de no encontrarlo, es una situación sentimental muy difícil, cada vez que tienen algún encuentro de restos o signos, por un lado se encuentran angustiados de encontrar a su ser querido y por otro lado temen no encontrarlos”.
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El Obispo de la Diócesis de Irapuato señaló que los recientes hallazgos hechos por colectivos de búsqueda ha sido poque el amor de las familias es más fuerte que el deber de la autoridad.
“El amor y el cariño de las familias es más fuerte que el deber de la autoridad (…) cuando hablamos de que hay desaparecidos y en esas cantidades algo está fallando y es triste, es doloroso, es vergonzoso y a cada familiar que le desaparecen a una persona se sienten acusados, pues la persona desaparecida no necesariamente es alguien que estaba haciendo el mal, pero a veces se criminaliza y hace más dolosa la búsqueda que están realizando”.