Por más de ocho horas al día, las madres buscadoras se dedican a buscar a sus desaparecidos, en donde a pesar de los resultados que se tengan en estas búsquedas las madres salmantinas, continúan llevando a cabo estas actividades con la poca herramienta que tienen para poder localizar a sus desaparecidos. El Sol de Salamanca las acompañó en una jornada para registrar un poco de lo que ellas día con día enfrentan con las manos en la tierra.
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Desde tempranas horas y con una actitud positiva es el despertar diario de una madre buscadora, quienes con sus propios medios y con el apoyo de la Comisión Estatal de Personas Desaparecidas, salen con la esperanza de poder encontrar a sus familiares. Como si se tratara de una jornada laboral más.
Con tenis o con botines, ropa clara y de manga larga, tras una organización previamente realizada, las madres buscadoras se reúnen en un punto del municipio, en donde con la compañía de Derechos Humanos, la Comisión Estatal y de Guardia Nacional, Ejército Mexicano y las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado de Guanajuato (FSPE), las madres buscadoras parten rumbo a un punto que ha sido estudiado y por medio de mensajes, es catalogado como un lugar en donde se pueden localizar restos humanos.
"Sentimos que nuestra vida peligra por andar en esto de buscar a nuestros familiares, pero nadie más sabe cómo nos sentimos nosotras, porque los que comentan no tienen a un hijo, un hermano, un esposo desparecido, como las que nos encontramos día a día realizando estás actividades en lugares muy escondidos y remotos de la ciudad; cuando encontramos los restos de alguien, nos sentimos con una alegría inmensa, el saber que otra persona más, puede regresar a casa con su familia", señaló una de las buscadoras.
Tras un recorrido de menos de una hora o más tiempo, las madres buscadoras inician su búsqueda, sin antes encomendarse a Dios para que sea una búsqueda positiva.
Bajo los rayos del sol, las madres y padres buscadores, se cubren su rostro para evitar algún problema, además de que les sirve para evitar ser reconocidos por los lugareños de la zona donde se lleven a cabo dichas inspecciones.
"Yo no quiero que esto se quede así, ya se han cobrado vidas por andar en este trabajo, mataron a mi sobrina y a dos buscadoras más, y no se me hará justo porque un día ya no esté yo, esto se detenga; prefiero morirme en la raya a decir que ya no; tenemos puntos muy identificados en donde sabemos que están nuestros familiares", comentó una madre que busca a su hijo.
Los picos, palas y varillas se han vuelto sus compañeros de diario ya que estos artefactos, son los que saben cómo se sienten día a día. A pesar de que el terreno a buscar se ve amplio, para las integrantes de la Brigada de Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos, las dimensiones a buscar, no es la limitante.
Con paso firme y observando cada detalle del suelo que pisan son esenciales para que las madres buscadoras puedan realizar una búsqueda.
Para poder determinar si un punto es positivo, las buscadoras deben tomar en cuenta los puntos importantes que son, la irregularidad de la zona, al "picar" el lugar con la varilla, esta se debe de incrustar sin problema alguno en su mayor parte, y si al retirarla presenta un olor denominado Bromhidrosis, al que comúnmente se le llama olores corporales, mismo que es corroborado por el binomio canino, lo que da pie a que se lleve el retiro de la tierra.
"Algunos nos dicen que estamos locas por hacer este trabajo, pero para nosotras nos arrancaron la vida al desaparecer a nuestros familiares y sentimos feo al escuchar estos comentarios", señaló María, madre buscadora.
Hasta la fecha, la Brigada de Búsqueda de Salamanca Unidos Buscando Desaparecidos, tiene una cifra alrededor de 200 personas en calidad de desaparecidos. Alma Lilia, Vocera de la Brigada indicó que a pesar de los esfuerzos en algunas de las inspecciones han logrado localizar y llevar con su familia a los desaparecidos.
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En este texto se omiten nombres y ubicaciones exactas con el fin de salvaguardar la vida de un grupo de personas que lo único que buscan es dar sepultura a sus familiares.