Ante el incidente que se suscitó el pasado martes, en donde un camión sufrió una fuga de ácido nítrico. En Salamanca son menos de cinco las atenciones que realiza la Cruz Roja Mexicana en el año por intoxicación de personas que inhalan sustancias toxicas, sin embargo, invitan a la población a no bajar la guardia y tener mucho cuidado con este tipo de situaciones, sobre todo en la temporada invernal, que es donde se vuelven más frecuentes estos incidentes.
En ese sentido, Gerardo Candela Ruvalcaba, presidente de la Delegación de Cruz Roja regional Salamanca, destacó que la mayoría de personas intoxicadas que han atendido han sido relacionadas con fugas de gas, sin embargo, en el caso del reporte de una fuga, presuntamente ácido nítrico, provocada por una pipa de una empresa de limpieza de baños, señaló que se dio la atención inmediata, afortunadamente no se requirió atención prehospitalaria.
Destacó que, a pesar de que en Salamanca, se manejan muchas sustancias químicas por su naturaleza industrial, son pocos los accidentes que la delegación atiende de este tipo, pues en lo que va del año se han atendido menos de cinco por distintos factores como fugas de gas.
“En la temporada invernal es donde se suelen generar más este tipo de accidentes crece la probabilidad de que haya personas que se puedan tóxica porque calientan sus cosas con leña con calentadores de gas y pueden tener alguna fuga, ya que, los reportes directos de los acontecimientos son canalizados a los bomberos”, explicó.
Ante esta situación, el presidente de Cruz Roja Salamanca, emitió una serie de recomendaciones para prevenir incidentes de este tipo, entre los que destacó; una buena ventilación, procurar no dormir con los aparatos encendidos, ya que esto puede generar que inhalen el humo y sean intoxicados.
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De acuerdo con la Secretaría de Protección Civil del Gobierno de México, las fugas de gas son la principal causa de flamazos, incendios, explosiones, quemaduras e intoxicaciones en casa, por ello es importante revisar las conexiones cada seis meses y después de un sismo. En el caso del uso de tanque estacionario, evitar que se llene más del 80% de su capacidad; y reemplazar las válvulas cada cinco años.