Entre alegría y fe habitantes del barrio de San Juan de la Presa celebraron a su patrono San Juan Bautista.
Luego de un año en el que las condiciones epidemiológicas obligaron a suspender todo tipo de festividades, habitantes y organizadores celebraron a San Juan Bautista, primo de Cristo y quien ln bautizó en la aguas del río Jordán, según los evangelios.
Apegados a los protocolos sanitarios se llevaron a cabo las tradicionales “Mañanitas”, celebraciones religiosas y se permitió la visita a la iglesia, sin mencionar a la banda de música que estuvo tocando durante el día, los juegos mecánicos y la venta de los tradicionales rosquetes.
Vanesa, habitante de San Juan de la Presa, dijo que “la gente está feliz el año pasado sólo hubo una misa a puerta cerrada con los puros servidores y sí se sintió triste, esta es una fiesta donde nos unimos toda la comunidad y traemos música, hay baile, se hacen carreras de caballos, ahora es muy parecido a como se hacía cada año, pero claro estamos llevando protocolos para no descuidar la salud”.
Rosquetes una tradición de San Juan
Esta celebración no podría realizarse sin la venta de los rosquetes, un pan elaborado artesanalmente con harina de trigo y que es característico de esta celebración, Esther Rodríguez, oriunda de Valtierrilla, heredó esta actividad de sus padres y desde hace 48 años se ha convertido en un modo de vida.
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Se cree que esta edificación religiosa es una de las más antiguas de Salamanca, pues en el lugar en el que se erigió se encontraba el primer asentamiento otomí de la región.
De acuerdo con algunos documentos, la primera capilla se edificó en el año de 1550 cuando los misioneros agustinos llegaron a estas tierras para evangelizar a la población de esta antigua aldea Otomí y que denominaron San Juan Bautista Xidoo y de acuerdo a documentos del siglo XVII finalmente se le denominó barrio de San Juan de la Presa.