Salamanca, Gto.- Aunque hubo una ligera recuperación en la producción de sorgo y maíz, debido a las lluvias, una nueva amenaza los cultivos de temporal en Guanajuato: Se trata de los chapulines, los cuales pueden ocasionar pérdidas de hasta un 60% en la producción de grano y el 100% del forraje.
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El presidente de la Confederación Nacional Campesina (CNC) de la región, Héctor Razo Ortega, explicó que aunque plagas como los chapulines y el pulgón aparecen cíclicamente y causan daños a los cultivos, el principal obstáculo para los productores locales es "el mal gobierno y las malas políticas".
“La plaga más grande es la falta de estrategias efectivas para la comercialización. Las plagas agrícolas como los chapulines son un problema menor; lo que verdaderamente afecta a los cultivos es la falta de apoyo gubernamental” afirmó Héctor Razo.
De acuerdo el líder cenecista, la problemática de plagas agrícolas y las políticas de comercialización siguen siendo factores que afectan el bienestar de los campesinos y la solución más viables radica en una “agricultura bajo contrato”, donde se establezcan acuerdos de precio que garanticen la estabilidad y la rentabilidad de las cosechas.
Por ello, anunció que buscará un acercamiento con autoridades estatales para discutir la importancia de estos contratos en cultivos de invierno como el trigo y la cebada, lo cual evitaría la pérdida de recursos y agua.
"No podemos seguir sembrando sin un contrato que nos asegure una utilidad, pues de lo contrario desperdiciamos recursos como el agua, y es un riesgo vaciar las presas, especialmente en una época de sequía”, indicó.
Héctor Razo Ortega detalló que el costo promedio para sembrar una hectárea de trigo es de entre 45 mil y 48 mil pesos con un rendimiento de cinco a seis toneladas y para que sea rentable, el precio del trigo debería estar alrededor de ocho mil pesos por tonelada, una meta que en muchos casos no se alcanza, como sucede actualmente con el maíz.
En este contexto, la CNC espera que la Comisión Nacional del Agua informe a mediados de noviembre el volumen de agua que estará disponible para el próximo ciclo agrícola. Esta asignación es fundamental, ya que permitirá a los agricultores planificar los cultivos de trigo y cebada y definir los planes de riego para asegurar un abastecimiento adecuado durante todo el año.
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“Si el agua es insuficiente, la producción se verá gravemente afectada. En buenos años, Salamanca ha alcanzado hasta 400 mil toneladas de cebada y 350 mil toneladas de trigo, pero esto depende del agua que se nos asigna”, concluyó.