Este domingo se conmemoró el aniversario luctuoso de María Tomasa Esteves y Salas quien fue una de los cuatro Insurgentes Salmantinos que participaron en la Guerra de Independencia junto al cura Don Miguel Hidalgo.
De acuerdo a información proporcionada por Juan José Rodríguez Chávez cronista de la ciudad, Tomasa Estéves nació en la calle que hoy lleva su nombre, el 27 de febrero de 1778, era proveniente de una familia de clase media.
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Cuando el padre de la patria Miguel Hidalgo y Costilla paso por salamanca el 24 de Septiembre de 1810, ella, motivada por la arenga que lanza el padre Hidalgo forma parte de uno de los cuatro Insurgentes Salmantinos que se pusieron a las ordenes de Hidalgo y fue conocido como el primer Frente Guerrillero Insurgente de Salamanca.
“Esta mujer de singular belleza y astucia conseguía información secreta a favor del ejército Insurgente, además atendía enfermos y formó su propio ejército', dijo el cronista.
Su último combate ocurrió en la comunidad de Valtierrilla, el cual ganó, pero a su regreso a la Villa de Salamanca fue emboscada por los españoles y aprehendida.
Permaneció cuatro días esperando la sentencia por parte de Félix María calleja. A través de Agustín de Iturbide recibió la orden de ser fusilada.
Cuando un prisionero era condenado se le concedían una gracia o el último deseo, pero Tomasa Esteves “Pidió cuatro gracias o deseos uno de ellos era que no le tiraran a su bello rostro porque se lo desfigurarían , que le llevaran un sacerdote para confesar sus culpas y besar el crucifijo, que le vendarán los ojos para no ver el momento de los disparos y que le aplicaran alfileres a lo largo de la falda para que al momento de caer no se le descubrieran sus piernas y caer con el decoro posible “explicó .
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En la esquina de la calle Rio Lerma con Andador Revolución a las 9:00 horas el 9 de agosto de 1814 fue pasada por las armas. En el parte que Agustín de Iturbide envió a Félix María Calleja decía “aprendimos a la mujer seductora que robo mucho fruto por su belleza".
Una vez caída y abatida la decapitaron y su cabeza fue colocada en el Jardín Constitución sobre un poste de madera a manera de escarmiento para los pobladores. Al tercer día reunieron su cabeza con su cuerpo y se oficio misa de cuerpo presente, celebrándose en lo que se conoce como el Templo Expiatorio y fue sepultada en el atrio del mismo recinto que en esa época fungía como panteón.