Conoce a Horacio Amezquita, el agricultor que mantiene vivo el oficio de afilador en Salamanca

Oficio que nació en una época no invadida por el consumismo

Oswaldo Durán / EL Sol de Salamanca

  · miércoles 3 de julio de 2024

Aprendió de su suegro que por 48 años ha dado filo a los cuchillos y tijeras de Salamanca. / Fotos / Oswaldo Durán

A lo largo de 12 años Horario Amezquita Hernández, ha preservado el tradicional oficio de afilador ambulante, que consiste en ofrecer por las calles, mercados y zonas comerciales, el servicio de afilar cuchillos u otros instrumentos cortantes o punzantes como tijeras, el cual nació en una época no invadida por el consumismo de usar y tirar, sino de arreglar y reutilizar los objetos con los que se pudiera llegar a tener un sentido de identidad o pertenencia en algunas ocupaciones como la sastrería o para los tablajeros.

“Tengo 12 años en que mis necesidades me impulsaron a andar en mi bicicleta por las calles ofreciendo este servicio, de este y otros he sacado para comer, para vivir, aún tengo dos hijas que dependen de mí, dos mujercitas una de 19 y una de 16, mi muchacha más grande de 23 ya terminó su estudio, también soy agricultor, me dedico a la agricultura, ya cuando tengo así tiempo me vengo para acá, pero un poquito más mi trabajo es éste”, refirió.


En este acercamiento con El Sol de Salamanca, Horacio reveló parte de sus actividades agrícolas, de las que también echa mano para atender las necesidades económicas de su familia, “cultivaba espárrago, ahorita estoy cultivando maíz, es una actividad en la que también tengo este mismo tiempo y que puedo compartir, lo importante es seguir echándole ganas”, añadió.
Amezquita Hernández conoció la afilada, gracias a que su suegro e hijos también se dedican a esta actividad desde hace casi cinco décadas, en las que han recorrido sin fin de veces los pasillos de mercados, zonas comerciales, así como las calles y comunidades cercanas a la mancha urbana
“Ando por todo Salamanca, pero me enfoco más en el mercado, me adentré a este oficio gracias a mi suegro que me enseñó y me ayudó a adecuar mi bicicleta, le doy muchas gracias por este trabajo que me enseñó y que me gusta mucho, el tiene 48 años más o menos siendo afilador, su nombre es Vicente Yepez y aún tiene su bicicleta en la que anda recorriendo la ciudad, generalmente el ya tiene su ruta y sus clientes”, recordó.

Ahí entre los pasillos del viejo mercado Tomasa Esteves o Barahona, en el que avanza local por local, ofreciendo sus servicios, coloca su bicicleta y pone manos a la obra; de una manera muy peculiar se puede observar a Horacio, sentado de lado contrario en su bicicleta con el ruido característico de un afilador de metal.