Desde hace más de cuatro siglos y medio, en Salamanca se ha forjado el fervor y arraigo al Cristo Negro que descansa en el altar del Santuario Diocesano del Señor del Hospital.
Se trata de una imagen tallada en caña de maíz, la cual fue elaborada en 1543 en Pátzcuaro, Michoacán. Su historia para muchos es sinónimo de un milagro, pues según la tradición oral, la imagen cambió el tono de su piel para no caer en manos de los españoles y fue un Martes Santo de Cuaresma de 1560 cuando inclinó su cabeza sobre su costado derecho, tal y como si acabara de morir, gesto que fue tomado como señal de que había escogido a Salamanca como su eterna morada.
Con una medida de 1.80 metros de alto y un peso de 13 kilos, esta imagen representa al Cristo muerto en la cruz. Tiene el rostro caído hacia su costado derecho y descansando sobre su pecho, su color enclaustra la esencia de fe que mueve a los miles de peregrinos que lo vienen a venerar durante la Semana Santa, principalmente el Jueves y Viernes Santo; sin embargo, cada Martes Santo se conmemora un aniversario más de su llegada a esta ciudad.
El templo en donde permanece es una construcción religiosa de cantera, que comenzó a ser edificada el 12 de mayo del año 1888 y se consagró el 30 de abril de 1924; es de estilo neoclásico tardío, resaltando en las columnas de su elevada torre de tres niveles y en su bella fachada.
Desde 1888, su reloj del templo cronometra la historia que día a día forjan los habitantes de Salamanca; actualmente, este reloj muestra tres carátulas sobre la torre del Santuario, una de ellas se observa de frente al Jardín Principal y las dos restantes están situadas hacia el lado oriente y poniente de la torre.
El Santuario es escoltado por uno de los espacios públicos más bellos de Salamanca, inaugurado el 16 de septiembre de 1910, con motivo de los festejos del primer Centenario de la Independencia Nacional, el Jardín de la Constitución, una obra en el que convergen los portales José Rojas Garcidueñas, Corregidora y Octavio Muñoz Ledo, cuyos pilares, columnas y arcos de otras épocas bordean el jardín principal, albergando inmuebles como el Palacio de Gobierno y Expiatorio; este entorno salmantino se comenzó a formar desde el siglo XVIII, punto desde donde se inició la traza de la Villa de Salamanca en el año 1603, año de la fundación de la ciudad.
Este año, el Cristo Negro cumplirá 464 años en Salamanca y como cada año en la Semana Mayor se espera el arribo hasta su nicho de miles de fieles que alentados por la fe peregrinan de otros municipios como Irapuato, Valle de Santiago, Juventino Rosas, Villagrán, Cortazar, así como de mismas comunidades locales, para llegar hasta al Santuario y venerar la milagrosa imagen; algunos vienen descalzos, otros en silla de ruedas y hasta jinetes a caballo realizan el recorrido para postrarse ante el santo patrono de la ciudad.
Cada Martes Santo, su solemne celebración eucarística es oficiada por el Obispo, acompañado hasta por 30 sacerdotes devotos al Señor del Hospital e invitados, además de los feligreses que asisten a escuchar la palabra de Dios en la Santa Misa.