Con afluencia moderada y bajo protocolos sanitarios, católicos vivieron diferente el Miércoles de Ceniza solemnidad con la que comenzó la cuaresma.

En el Santuario Diocesano del Señor del Hospital la imposición de la ceniza comenzó desde las 10:00 horas con el uso obligatorio de cubrebocas, afluencia ordenada de personas y distribuidas en el atrio del Santuario, el Templo Expiatorio y Templo Parroquial.

En el Templo de San Agustín, los fieles atendieron las medidas sanitarias como el uso de cubrebocas y la sana distancia que estuvo vigilada por el personal de liturgia, cabe destacar que entre los asistentes acentuaba la presencia de sólo gente adulta, sin que en esta ocasión se visualizaran menores de edad.

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Algunas personas más optaron por pedir la ceniza en bolsas para colocarla a sus familiares en casa, quienes, por estar bajo aislamiento o convalecientes de alguna enfermedad, no pudieron asistir.

Cabe destacar que por disposición del Episcopado Mexicano, en esta atípica ocasión, indicó que la ceniza fuera impuesta en la cabeza para evitar el contacto con la piel. Dejando de lado la costumbre de ponerse en la frente.