" La satisfacción más grande que te da esta carrera, es dejar una huella en los alumnos que los haga recordarte aunque pase mucho tiempo", fueron las palabras de Lourdes Angelina Muñoz González, quien cuenta con una trayectoria de más de 40 años de servicio en el magisterio y que su vocación la llevó a asumir el cargo de directora de la escuela normal 1972 año de Juárez desde hace cinco años, en dónde continúa teniendo la ardua tarea de formar futuras docentes.
41 años han pasado desde aquella ocasión, en la cual la maestra Lourdes decidió que la docencia sería su camino y vocación, decidida siempre ha dejar la mayor gota de conocimiento en sus alumnos, pero también lo mejor de ella como maestra y profesionista.
La maestra Lula, contó en exclusiva para el Sol de Salamanca cómo fue que la docencia se convirtió en su mayor anhelo desde que era una niños y lo que la llevó a dedicar 30 años de su vida a estar frente a grupo.
"Desde niña, desde que estaba en párvulo (un grupo de centros educativos para pequeños de hasta cinco años de edad que se identifican por ofrecer un servicio de máxima calidad) a mí me empezó a llamar mucho la atención la manera en la que interactuabamos con la maestra, pero, donde me entusiasmo más está carrera, fue cuando las madres nos ponían a cuidar a los niños más pequeños, fue donde me identifique con ellos y el amor por esta profesión se incrementó", dijo.
A lo largo de 30 años frente al grupo, lo más complicado para Lourdes en su trayectoria, fue la aplicación de los planes y programas de aprendizaje para los más de 40 alumnos a los que les impartía clases, ya que no todos contaban con las mismas habilidades y eso la hizo sentir preocupada en más de una ocasión al pensar que uno o dos niños no cumplían con su perfil de egreso.
" Lo más difícil sin duda, es la aplicación de los planes y programas de trabajo, lograr el avance que te piden para cada uno de los alumnos es complicado, ahorita se habla de aprendizajes, antes era niveles y lo más difícil era hacer que aprendieran, ya sea porque no todos estaban en las mismas condiciones o porque hace 15 o 20 años los grupos eran más numerosos y era más complicado brindarles una clase personalizada", dijo.
Pero no todo en la vida de un maestro son sinsabores, también hay momentos emocionantes y hermosos recuerdos que se vuelven tesoros para toda la vida, y para Lourdes, son justo eso, tesoros que la llevaron a convertir su profesión en su vocación, hasta que una enfermedad la obligó a retirarse de las aulas y asumir la silla de directora, volviéndose así en la guía de las futuras maestras.
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¡Que amen lo que hacen!, Que su vocación la vean como un apostolado en dónde se tiene que entregar todo por los alumnos para que ellos san mejores, pero sobre todo no perder la chispa que caracteriza a la docencia, es el mayor consejo que deja Lourdes para las futuras generaciones de maestras y maestros que hoy se encuentran en formación, esto en el marco conmemorativo del día del maestro.