Arturo Vargas Silva inició su oficio de zapatero desde los doce años de edad en donde a lo largo de este tiempo ha ido perfeccionando su trabajo, además comentó que a lo largo del tiempo este trabajo ha ido en descenso debido a la entrada de calzado chino.
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"Yo inicié mi oficio hace 50 años de zapatero y sigo la trayectoria que dejo mi papá, el era zapatero el duró 70 años dedicado a este oficio y ahorita tiene 96 años y desde mis 12 años me dediqué a la zapateria", comentó Arturo Vargas Silva.
Le llamó la atención los movimientos y el arte que se tiene al reparar el calzado de diario de las personas, y hoy a sus 70 años de edad, continúa realizando este noble trabajo. En donde su trabajo, lo ha realizado a mano, invirtiendo en su elaboración un día aproximadamente.
"El proceso depende del trabajo, si es quitarle la suela, medirla y le quede adecuadamente, rasparlos echarle el medicamento y coserlos a mano. Con tanta industria china ya se está perdiendo la tradición, ya no es como antes que había muchos zapateros en Salamanca y todo se hacía a mano ahora ya todo esta pegado, y ese es el grave problema que le quitan el trabajo a los zapateros de México", comentó.
Con un total de seis hermanos, en donde otro hermano de el también se al oficio de zapatero y las cinco mujeres. Arturo Silva comentó que este trabajo actualmente alcanza para subsistir. Agregó que en la actualidad es muy difícil que este trabajo se mantenga a flote por la competencia que se tiene por la entrada del calzado chino.
"Ya casi no, anteriormente si, con eso de que ya subieron los materiales ya no dale; además de la entrada de zapato chino que es barato ya o sale, se encareció el material en México y se abarataron loa zapatos por la entrada del chino; a una persona le conviene más comprar otro zapatos chino que mandarlos arreglar. Anteriormente cada taller tenia cuatro o cinco trabajadores o hasta 20 trabajadores por la alta demanda y menos gente en Salamanca; ahora hay más gente y menos trabajo", señaló.
Los modelos cambian dependiendo las temporadas en donde algunos modelos de antaño se pueden volver a usar. "El zapato sintético es difícil de manejar porque no se presta vaya, hay unos que se despegan luego luego, y al tratar de pegarlos se rompen a comparación el de piel que si se trabaja bien. Con la ropa pasa lo mismo, hay barata que alguna misma es fabricada aquí mismo en Guanajuato", señaló.
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A lo largo de este tiempo que se ha dedicado al oficio de zapatero ha visto a los nietos de sus clientes los que acuden a su establecimiento a reparar su calzado.