CELAYA, Gto.- El "Domingo negro" es el nombre con el que se conoce a uno de los días más trágicos en la historia de Celaya, Guanajuato. El 26 de septiembre, una serie de explosiones devastadoras de material pirotécnico que inició en la Abarrotera Celaya, ubicada en la calle Antonio Plaza, resultó en la muerte de 72 personas y dejó a más de 350 heridas. A pesar de los esfuerzos por buscar justicia, solo una persona fue condenada, y la reparación del daño a las víctimas nunca se llevó a cabo.
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Eran aproximadamente las 10:15 horas del fatídico domingo cuando una llamada alertó al Cuerpo de Bomberos Voluntarios sobre un incendio en un negocio cercano a la esquina de las calles Antonio Plaza y Felipe Ángeles. La primera explosión, se generó en la bodega de la abarrotera.
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Una unidad de ataque rápido de los bomberos llegó al lugar, seguida de paramédicos de la Cruz Roja y elementos de la Policía Preventiva y Tránsito. Menos de media hora después, mientras los cuerpos de auxilio realizaban su labor, se produjo una segunda explosión, mucho más devastadora que la primera. La onda expansiva destruyó locales y vehículos, y causó la muerte instantánea de 72 personas, incluidos los socorristas Juan Rodríguez Corona, Cristina Camarena Laguna y Jesús Revilla Sánchez, así como el fotógrafo Matías Niño. En esta explosión resultó lesionado el fotoperiodista de El Sol del Bajío, Leonicio Lira, quien falleció horas después.
Consecuencias y búsqueda de justicia
En las semanas posteriores, los escombros fueron removidos y los locales comerciales reconstruidos. Sin embargo, la búsqueda de justicia por parte de las víctimas y sus familias ha sido en gran medida infructuosa. Angélica Vargas Bocanegra, la dueña de la Abarrotera Celaya, fue la única persona condenada y cumplió una pena de 10 años y 4 meses de prisión. No se hizo ninguna reparación del daño a las víctimas.
Más de 60 personas afectadas se unieron al Movimiento Ciudadano Celayense (MCC) para buscar justicia y apoyo. Aunque lograron ciertos beneficios como atención médica y medicamentos, la reparación integral del daño nunca se realizó.
Memoria y legado
Aunque los locales comerciales fueron reconstruidos y la vida en la calle Antonio Plaza parece haber vuelto a la normalidad, la memoria del "Domingo negro" persiste. Cada año, los familiares de las víctimas realizan una misa de aniversario en el lugar, aunque con el tiempo, estas conmemoraciones han ido disminuyendo.
El "Domingo negro" de Celaya es un evento que dejó una huella imborrable en la comunidad. A pesar de los años transcurridos tras las explosiones del 26 de septiembre de 1999, la búsqueda de justicia y la memoria de las víctimas continúan siendo temas pendientes en la conciencia colectiva de la ciudad.