En situación vulnerable, enfrenta con optimismo “Nueva Normalidad”

Obtiene ingresos de entre 100 y 150 pesos para sostener a su familia

Manuel Delgado | El Sol de Salamanca

  · martes 23 de junio de 2020

Foto: Manuel Delgado | El Sol de Salamanca

JARAL DEL PROGRESO, Gto.- Juan José Nava es un comerciante discapacitado que enfrenta la nueva normalidad con bajas ventas, pero con optimismo, en su negocio informal. Vende bolsas artesanales, pero a partir de la contingencia sanitaria se dedica también a la comercialización de cubrebocas.

El hombre de 59 años de edad enfrenta una discapacidad por la amputación de su pierna derecha al complicarsele la diabetes que padece desde hace años.



Instalado en el acceso del Mercado Municipal Miguel Hidalgo, Juan José originario de esta ciudad ha comercializado ahí artesanías desde hace dos años y así poder sostener él y su su esposa.

Vende cubrebocas, pero también los utiliza para su protección ya que siente temor a contagiarse del coronavirus. “Hay que prevenir, porque como dicen, no pasa, no pasa y a la mera hora sí pasa...para que le arriesga uno, dice sentado sobre su silla de ruedas que le permita la movilidad por la ciudad.



Antes de ser comerciante Juan José Nava trabajaba como guardia de seguridad en el Centro de Salud, pero también fue empleado en la Secretaría de Recursos Hidráulicos hace muchos años. Incluso participó en las obras del metro en la Ciudad de México.




Cuando se quedó sin empleo volvió a esta ciudad y lo emplearon como jornalero en el Modulo de Riego. Más tarde entró en el área de vigilancia de la Secretaría de Salud hasta que decidió ser comerciante para poder subsistir.

En realidad las bolsas artesanales y los cubrebocas él no los confecciona. Los compra para revender y obtiene ingresos de 100 a 150 pesos diarios.


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Foto: Archivo | El Sol de Salamanca


Antes vendía más bolsitas (artesanales), pero luego ya no se me vendían mucho y empece a vender cubrebocas...Ahorita ya esta calmada la cosa la mayoría ya trae (cubrebocas). Ahorita se le vende solo a los que se les olvida, pero ya está calmado.


El comerciante se instala desde temprano cada día y cambia de ubicación en las inmediaciones del mercado. A las 15:00 horas se retira. “Dan las tres, cierran aquí y ya me voy”.

Su día a día es de lucha y perseverancia la cual asume con optimismo mientras procura controlar sus niveles de glucosa en la sangre para prevenir cualesquier otro incidente ed salud.