Hermelinda Flores Prieto tiene más de 45 años acudiendo al Panteón de las Flores para visitar a sus hermanos, padres y tíos que, actualmente, ella es la única de toda su familia que queda con vida y cada año acuden a este cementerio para recordar a sus familiares.

Dos años bastaron para que estuviera alejada de sus familiares fallecidos debido a la pandemia, sin embargo, eso no impidió que en su memoria mantuviera los buenos recuerdos y momentos que vivió desde pequeña con ellos, manteniendo viva su memoria.

Hermelinda Prieto, de 77 años, recorrió junto con su sobrina más de siete kilómetros, desde el rancho El Cajón, para llegar al Panteón de las Flores y visitar el sepulcro de sus padres, hermanos y tíos, a los que recuerda con mucho amor y cariño y con los que además dijo atesora un sinfín de aventuras.

“Yo tenía 12 hermanos y ya todos fallecieron, solamente quedé yo y cada año vengo a dejarles una ofrenda, porque a pesar de que hace dos años no nos dejaron pasar a visitar nuestros muertitos por la pandemia, traté de mantener vivo su recuerdo, eso pagamos porque se le diera mantenimiento a las tumbas y no hicieron nada”, explicó.

Destacó que estas fechas son muy importantes para ella y sus sobrinos, ya que representan mantener vivo el recuerdo de una persona muy querida y hace no quererlas olvidarla. Este año acudió al Panteón de las Flores acompañada nuevamente de su sobrina, dejando una ofrenda para sus hermanos y manteniendo viva su esencia.

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Hermelinda es una de las 35 mil personas que este dos de noviembre se dio cita en uno de los panteones municipales más antiguos de Salamanca, como es el cementerio de Las Flores, que tal como las tradiciones mexicanas honran la memoria de quienes ya no están.