SALAMANCA, Gto;
Tras iniciar la rebelión a mediados de septiembre, el propio Hidalgo pasó por la villa de Salamanca el 24 de Septiembre de 1810, rumbo a la intendencia de Guanajuato. Fue en Salamanca donde el libertador dio a conocer un manifiesto en el que proclama sus ideas con respecto a la libertad e independencia de México y lanzó su famosa arenga al pueblo insurgente de Salamanca y de la región entera del Bajío.
Hidalgo comisionó a Albino García “El Manco García” para que encabezaran la lucha contra los realistas en la región. Con ellos estaban también los insurgentes salmantinos: Tomasa Estéves, el padre Rafael Garcilita y Andrés Delgado "El Giro". Estos jefes militares condujeron una guerra de guerrillas en contra de las tropas españolas al fundar el primer Frente Guerrillero Insurgente en Salamanca el 24 de Septiembre de 1810. Desde entonces diezmaron a las fuerzas realistas en toda la zona, desde las antiguas provincias de Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Aguascalientes y San Luis Potosí. A principios de 1812 sus acciones hicieron que el gobierno realista enviara a Agustín de Iturbide para tratar de combatir eficazmente la rebelión. Iturbide impulsó una política de tierra calcinada, logrando ejecutar a la mayoría los jefes salmantinos.
Los grupos guerrilleros independentistas de la región de Salamanca, entre los que se encontraban criollos, mestizos e indígenas, principalmente otomíes y purépechas, se hicieron temibles para los soldados españoles, principalmente por su uso del caballo y de la reata, que era bien empleados para capturar e inmovilizar a los soldados enemigos de a pie y a caballo.
La ejecución de los líderes insurgentes de Salamanca a partir de 1812 no evitó que prosiguiera la lucha por la independencia en la zona. Los salmantinos siguieron apoyando la causa libertaria. Hacia marzo de 1821, los coroneles Anastasio Bustamante y Luis Cortázar, quienes secundaron el Plan de Iguala, ocuparon Salamanca y otras ciudades del Bajío, poniéndolas a disposición del propio Agustín de Iturbide, ahora jefe del Ejército Trigarante. Éste pasó nuevamente por la población en su camino hacia León y Guadalajara. La zona siguió bajo control de los independentistas hasta la entrada de Iturbide en la ciudad de México el 27 de septiembre de ese mismo año, acto que simbolizó la consumación de la independencia y el nacimiento de México como nación libre y soberano.