Isidro es un desempleado de 55 años que ha tenido que enfrentar la pandemia arriesgando su salud en los espacios públicos al llevar su espectáculo de músico. Pero se siente útil en esta emergencia de salud posicionando su mensaje del uso del cubreboca entre los niños.
Integrante de una familia aficionada a la música, optó primero por el piano y luego por el acordeón para ofrecer su espectáculo en la zona centro de la ciudad desde hace 12 años.
Lamenta que con la pandemia deambule poca gente en la zona centro. “Hay poca gente, pero hay que echarle ganas para que la gente no se agüite. No sólo se hable solo muerte, coronavirus y violencia... que haya algo para la gente, para los niños, para que se les olvide el encierro...”.
Su mono Óscar lleva también un cubreboca. “En realidad es una forma en la que el puede mandar un mensaje a los niños, porque hay muchos niños a los que les es incómodo el uso del cubreboca y no se lo quieren poner y yo he oído a muchas señoras que dicen: 'mira, como el monito sí se lo puso...' entonces es como un mensaje subliminal para que lo usen y también se protejan”.
Narra su historia y dice que hace 12 años inició con este espectáculo musical con un piano y ya traía el changuito, dice al presentar a su acompañante, un muñeco de tela al que llama Óscar... “Tengo algunos años con él. Ya me conocen como 'el señor del changuito' que está en el centro”.
Isidro, aunque no viene de una familia de profesionales, a su familia le ha gustado la música. "Yo tengo a mi familia que es de músicos, aunque no sean profesionales, pero todos tenemos el gusto por la música. En el caso mio me dediqué a esto, en parte por necesidad y en parte porque también me gusta compartir lo poquito que sé, con la gente”, dice emotivo.
El músico del acordeón reporta ingresos de entre 80 y 90 pesos diarios, y aunque no alcanza para todo cuenta con el apoyo de su esposa y la de su hijo, “que ya trabaja y ahí nos echamos la mano”.
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Isidro es originario de Dolores Hidalgo, lleva 30 años viviendo en esta ciudad en donde fincó su hogar junto con su esposa y su hijo.
Aunque enfrenta una situación difícil, dice, “hay veces que como se dice coloquialmente: 'uno le talonea aquí y allá', sino sale aquí le busca uno en otro lugar... aunque muchos negocios están cerrados”.
Isidro demuestra su carácter afable y carismático y no deja de sonreír mientras platica. Y luego de terminar el dialogo continúa con su pegajosa música.