La calle Depósitos se convirtió, con el paso del tiempo, en una zona donde se respira la cultura

Hay quienes nombra a la calle, como Positos, para algunos otros Pósitos, para otros Pocitos y para algunos más Pozitos

El Sol de Irapuato

  · miércoles 3 de enero de 2024

En un corredor cultural se convirtió en los últimos años la calle de Depósitos. Fotos: Miguel Martínez | El Sol de Irapuato

Guanajuato, Gto. (OEM).- Una de las principales arterias de la ciudad de Guanajuato es la de Positos o Depósitos, como dice el capitalino Roberto Loya Mendoza, que es su nombre original. Ahí vivió él y afirma que en el inmueble donde actualmente se encuentra el Museo del Pueblo, inmueble que era propiedad de la familia de quien fuera rector de la Universidad de Guanajuato, Enrique Cardona Arizmendi.

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Originario de su ciudad natal Chihuahua, el ex basquetbolista vino a radicar a esta ciudad desde el siglo pasado. De profesión ingeniero, Loya Mendoza tiene un local donde se venden diversos tipos de telas finas que ofrece desde hace varias décadas, pues optó por dedicarse al comercio.

La casona que alberga el Museo del Pueblo era propiedad de la familia del rector de la Universidad de Guanajuato, Enrique Cardona Arismendi.

De acuerdo al cronista de la ciudad, Eduardo Vidaurri Aréchiga, fue el intendente Juan Antonio Riaño y Bárcena el encargado de girar las instrucciones para la construcción de la nueva Alhóndiga, en Granaditas, justo en uno de los extremos de la calle de Positos, una de las más importantes obras de su gobierno, por su capacidad y por su moderno diseño.

Fue también como sabemos, su fortaleza y el lugar donde lo encontró la muerte en el terrible, para todos, 28 de septiembre de 1810”.

La Alhóndiga era Casa Pública y su función era la compra y venta del trigo y otros cereales y granos, en algunos sitios servía también como depósito de múltiples comestibles y mercaderías.

Es sin duda alguna una calle llena de magia.

Por eso, el comerciante Esteban Roberto Loya afirma que, de ahí viene el nombre de la calle, depósitos, aunque el historiador Vidaurri Aréchiga refiere que hay quienes nombra a la calle, como Positos, para algunos otros Pósitos, para otros Pocitos y para otros Pozitos.

Un pósito era, en los tiempos virreinales, una institución de carácter municipal y de muy antiguo origen, dedicada a hacer acopio de cereales, principalmente trigo y prestarlos en condiciones módicas a los vecinos de una determinada población durante los periodos de escasez, menciona el cronista.

Y agrega que era también una denominación usada para los depósitos de granos y era, en otros casos, una asociación de ayuda mutua, por cooperación, entre los integrantes de un mismo gremio, casi a la manera de las cofradías gremiales.

Es probable que cuando se tomó la decisión de construir la Alhóndiga nueva en la zona de Granaditas ya existieran, en la calle que comunica a la misma desde la antigua Calle del Cerero, algunos pósitos, mismos que debieron estar ubicados en la zona de la Galarza y subida del terremote. Fue quizá desde entonces cuando la gente comenzó a denominar a esa calle de los pósitos como de los positos”, dijo el historiador.

Es una calle que está llena de magia

En entrevista, Esteban Loya dijo que esta “es una calle que tiene magia, una magia tan extraordinaria como que en ella encuentras, desde hace muchísimos años, una zona muy tranquila, con vecinos con calor humano, o sea, éramos una gran familia casi todos los que vivíamos en esta calle”.

Reiteró que esta es una de las calles más emblemáticas de Guanajuato por su historial. Señaló que a principios del siglo dieciocho, se tenía el granero de toda la ciudad donde se guardaban todas las cosechas y era un lugar de lujo, “alguien dijo que era un cofre de oro para guardar lo que comíamos guanajuatenses”.

De acuerdo a la historia, en aquélla época se usaban las tiendas de raya, y la Alhóndiga era el lugar donde todos se iban a abastecer del maíz, frijol, del trigo “pero toda la de pocitos, no es pocitos, sino es depósitos, porque en toda esa calle había muchos almacenes o bodegas donde se guardaba precisamente, todos los granos y de ahí lo pasaban al palacio de la tortilla, o el palacio de la Alhóndiga de Granaditas.

En siglo pasado se contaba con un lugar donde enseñaban idiomas, la casa se aprendía el francés, era manejada por la Alianza Francesa.

Actualmente hay una serie de museos y ahí se puede visitar la casa museo de Diego Rivera, uno de nuestros muralistas más importantes que hemos tenido, pero también su esposa la pintora Frida Kahlo, quien era originaria de México, pero estuvo casada con un guanajuatense”.

También está el Museo del Pueblo, que su propietario era la mamá del entonces rector de la UG, Enrique Cardona Arizmendi.

La calle se ha llenado de cuestiones de corte cultural, hay algunos restaurantes que ofrecen comidas especializadas, “la calle sigue siendo mágica”.

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Finalmente recordó a varias familias como la Buck, con la que tuvieron una buena amistad, “ellos tenían un lugar fotográfico; la familia Castro que se dedicaban a impartir cátedra en la universidad y al teatro universitario, entre otras y otros vecinos con quienes compartían sus amistades”.