La Dama de Rojo, la historia de la mujer vampiro en Salamanca

La psicosis que se vivió en la segunda mitad de la década de 1960 obligó a una familia a exhumar su cuerpo y trasladarlo al estado de Tamaulipas

Oswaldo Durán / El Sol de Salamanca

  · jueves 17 de octubre de 2024

Cada año en víspera de Día de Muertos, los salmantinos recuerdan sus historias colectivas entre ellas la de la Dama de Rojo. / Fotos: Carlos Cisneros / El Sol de Salamanca

Tras el fallecimiento de Longina Robledo de Muro en 1964, en Salamanca surgió el mito de la “Dama de Rojo”, la historia de una mujer vampiro que deambulaba en los alrededores del panteón Las Flores, que debido a los relatos generó una psicosis colectiva que obligó al Ejército a resguardar el cementerio, para evitar que pobladores exhumaran el cuerpo asociado a un nosferatu, mismo que años más tarde se trasladó a Ciudad Madero, Tamaulipas, en donde retomó mayor fuerza y se convirtió en una leyenda que ahora comparten ambas ciudades.

En torno a esta historia, el cronista Jaime Gerardo Martínez Razo relató que la familia conformada por Longina Robledo de Muro y José Muro Lozano, originaria del estado de Tamaulipas, de Ciudad Madero, en donde antes de llegar a Salamanca en 1960, eran reconocidos y eran vistos de buena manera ya que habían construido la parroquia de San Juan Bosco.

Antonio Serrano Huichapa trabajó con ella, a la fecha vive en la colonia Tamaulipas, tiene alrededor de 87 años, nos relató cómo era en vida; una persona realmente alegre, dadivosa, muy bondadosa, incluso cuando corrían a los trabajadores de Petróleos Mexicanos, muchas veces la iban a buscar para solicitar su ayuda, pero un día de tantos José Muro Lozano se entera de que su esposa estaba enferma al parecer de cáncer, una enfermedad terminal que no pudo solucionar, dicen que era tanto el cariño y el amor que le tenía que incluso en su lecho de muerte nunca se separó de ella”, recordó.

El cuerpo de la señora Muro fue sepultado en el panteón de Las Flores, en una cripta de estilo neogótico, a la que su esposo ingresaba a menudo para seguir peinándola, arreglando sus uñas, maquillándola. “Conozco personas que me han platicado, mi mamá fue de las personas que le ayudaban a Don José Muro para ir a maquillarla; su cuerpo sufrió una especie de momificación porque le inyectaron algún elemento químico para que este no sufriera una degradación, su piel se contrajo y se pegó a los huesos, los dedos se le miraban largos y las uñas crecidas”.

De ahí es cuando empieza a surgir esa leyenda, que en el panteón más antiguo de Salamanca, en el que convergen muchas historias que tienen relación con el antes y el ahora; sobre una mujer ya sea afuera de la cripta o en la calle Aldama, que tenía esa transfiguración como si fuera un vampiro, colmillos y uñas largas, por ende también su cabello extenso y suelto.

“Hubo una revista que empezó a crear una noticia de pánico, la revista se llamaba “La Tribuna”, resulta que ellos son los que empiezan a divulgar la noticia de que cerca del panteón había una mujer con forma de vampiro que al transeúnte que pasaba por ahí le quería chupar la sangre, mucha gente si estuvo asustada, sobre todo en el barrio de San Pedro”.

Debido al miedo y la psicosis que generó la noticia, personas llegaron con antorchas, machetes, estacas a intentar terminar de matar a la supuesta mujer vampiro, por lo que al final se solicitó la presencia del Ejército, para no dejar pasar a nadie al interior del panteón. Debido a esta situación exhumaron los restos de esta mujer para llevárselos a su lugar de origen a Tamaulipas.

“Allá se hace la historia demasiado fuerte al punto de que toda la gente y para las mamás era la mejor manera de meterle miedo a los niños para que se fueran a su casa temprano, porque ya había llegado el cadáver de la mujer vampiro a las catacumbas de la parroquia de San Juan Bosco, sin embargo, su alma no ha descansado en paz porque es incluso parte de la historia y tradición oral que tenemos en Salamanca”, concluyó.

Fotos | Cortesía Archivo Histórico

Fotos: José Almanza | El Sol de Salamanca.