Ante las últimas 24 horas del 2023, ambientalistas hicieron un llamado a la población para evitar la quema de muñecos de año viejo, esto con la intención de evitar daños a los animales, niños o niñas con autismo y al medio ambiente, por lo que, piden a las autoridades se endurezcan las medidas.
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En ese sentido, Joel Berlín Izaguirre, presidente del Patronato para el Monitoreo de la calidad del aire en Salamanca, hizo un llamado a la concientización de la población para que este 2023, eviten el uso de pirotecnia y la quema de años viejos, ya que, no es la manera más adecuada para celebrar el fin de año debido a las situaciones de contaminantes que genera, las alteraciones que causa en niños y niñas que padecen autismo y en animales, además de que también afecta a personas con problemas de corazón.
El ambientalista, dijo que las autoridades municipales no han prohibido la venta de pirotecnia debido a que esta acción afectaría la situación económica de las personas que se dedican a la venta de cohetería, por lo que la compra de estos artefactos depende más de una cuestión social.
Señaló que, uno de los sectores que más hace uso de artefactos explosivos es la iglesia católica, “me decían que los mayordomos son los que insisten con el uso de la cohetería alentados por los feligreses, Lo que sí es cierto es que la tarea de los municipios es la reglamentación del uso de suelo, por ello, dependencias como Protección Civil se encargan de supervisar y ver que se cumpla toda la parte de la reglamentación”, explicó.
La quema del año viejo es una tradición celebrada en varias regiones del Sur y centro de México, cuyo significado simboliza la despedida del año saliente, mediante la quema de todas aquellas experiencias negativas que se vivieron a lo largo de 12 meses, es considerado un ritual de renovación para dar la bienvenida al nuevo año.
La tradición nació en Veracruz y con el paso del tiempo se ha extendido algunos otros estados como Guanajuato, Chiapas, Yucatán y Tabasco. La elaboración de este muñeco consiste en llenarlo de papel, trapos, hojas de plátano secas, fuegos artificiales y se le coloca una máscara, para luego vestirlo con pantalones, camisas, paliacate, zapatos, sombreros y algunos accesorios extras, el tradicional muñeco es sentado afuera de las casas en unas sillas con alguna leyenda divertida.
Sin embargo, la práctica de esta actividad, se ha prohibido en algunos municipios, para evitar un incremento en los índices de contaminación.