La venta de ropa de procedencia extranjera, conocida como “ropa de paca”, se ha convertido en un boom en Salamanca, en donde han sido abiertos bazares, tianguis convertidos en exclusivos para la venta de estos artículos, que por un lado ofrecen oportunidad económica para las personas que se dedican a esta actividad, para otras personas es la oportunidad de adquirir una prenda de marca a precio accesible, pero para otros es una competencia desleal, pues se trata de contrabando de mercancía, la cual no paga aranceles y afecta a comercios establecidos.
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Mientras para muchas personas, la venta de “ropa de paca” se ha convertido en un nicho importante, para los establecimientos formales representan una competencia desleal, porque el negocio establecido cumple con todos los requisitos que marca la situación tributaria, como son aranceles, facturas y pagos de impuestos que marca la ley, de acuerdo con lo explicado por el representante de la Cámara Nacional del Comercio (Canaco), Óscar Macías Jasso.
"La importación de ‘ropa de paca’ no cumple con algunos aranceles, ya que entran al país de manera ilegal, lo que deja fuera de competencia a todo el comercio establecido de ropa, una situación parecida a la que sucede con el calzado chino, que se introduce al país sin el pago de aranceles y que regularmente la calidad deja mucho que desear, es ahí cuando se pide a la gente que se concientice y consuma local, en establecimientos que cumplan con toda la legalidad", explicó.
La Cámara Nacional de la Industria Textil indica que el 80% de la ropa que entra a México es el sobrante de cadenas comerciales que se venden como si fueran prendas usadas; sin embargo, esta situación enciende las alarmas en la industria textil-confección, porque a pesar de las prohibiciones legales para importar ropa usada en pacas que entran en aproximadamente 27 billones de kilos, lo que significa que puede generar más de mil 500 millones de pesos de ventas en comercios de mercados y tianguis al año.
Una paca de ropa se refiere a un lote o conjunto de prendas de vestir que se agrupan y venden en grandes cantidades. Estas pacas generalmente contienen ropa de segunda mano o excedente de inventario proveniente de fábricas, tiendas departamentales o importaciones.
Un boom en Salamanca que cerró negocios
La venta de textiles procedentes de pacas importadas se ha convertido en un nicho importante en la venta y demanda de ropa, ya sea a través de tianguis, sitios web de mercado, bazares o boutiques, las prendas de segunda mano americanas han tenido buen recibimiento entre quienes buscan accesorios de determinadas marcas o modelos a precios accesibles.
Aunque la venta de estos textiles americanos sufrió una baja del 50% durante la pandemia, la comercialización de estas prendas se mantienen en la preferencia de las amas de casa, quienes buscan prendas como ropa interior, corsetería y suéteres en precios entre 130 y 150.
De acuerdo con Giovanni Hernández, comerciante de este tipo de prendas, dijo que los textiles que más se venden son los de caballero y en esta temporada de frío suerte y chamarras, algunos de estos se pueden encontrar en 80 la pieza.
De acuerdo con estudios nacionales, la ropa de paca o usada en México obtiene ganancias de hasta el 500%, ya que se tratan de textiles que vienen del mercado de los Estados Unidos, conocida por ser una sociedad altamente consumista y dónde las temporadas y tendencias están bien marcadas, una vez que estás concluye es desechada.
Según la Cámara Nacional de la Industria del Vestido es adquirida en paquetes entre 100 y 200 piezas con artículos nuevos y usados y son vendidas por personas que le introducen al territorio mexicano de manera ilícita.
Salamanca llegó a ser la cuarta ciudad con mayor producción textil, sólo después de Moroleón, Uriangato e Irapuato, pero a partir de la década de 1990, cuando comenzaron a llegar estas pacas sin pagos de aranceles, comenzó a cerrar este sector en el municipio.
Actualmente sólo hay tres talleres de elaboración de pendas en Salamanca, de acuerdo con el Censo Económico del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), mientras que en 1995 había 27 en la ciudad; los principales motivos por los que cerraron fue por falta de liquidez para continuar con la producción, pues no se tenían las ventas esperada.
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Por ello, se trata de una actividad con claroscuros, que mientras se pone un control para el pago de impuestos, se han vuelto en una opción para quienes quieren vestir con ropa de marca, a un precio más bajo.