Ni muros ni armas, detienen migración

Oscar Reyes Rodríguez

  · domingo 15 de abril de 2018

Familias enteras viajan en la caravana Viacrucis Migrante 2018. / Foto: Martín Martínez/Oscar Reyes / Sol de Irapuato

IRAPUATO, Gto. La caravana Viacrucis Migrante 2018 llegó a Irapuato. Se trata de esa que viaja a bordo del tren que en el mundo de los migrantes conoce como “La Bestia” y a la que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha calificado como peligrosa y por ello envió elementos de la Guardia Nacional a la frontera con México para que no crucen.

Alrededor de las 14:20 horas de este domingo llegó Irapuato “La Bestia” que en su lomo transportaba a más de mil 500 personas, entre migrantes centroamericanos, migrantes mexicanos y activistas de diferentes partes del mundo.

“Arriba de “La Bestia” no viajamos sólo personas, viajan sueños de cada uno de nosotros de poder vivir en paz, de poder ir a descansar un día a una casa, sin pensar en 'esta noche me van a matar por algo que no sé por qué lo van a hacer'.

“Centroamérica vive mal, Centroamérica se está pudriendo, Centroamérica vive una crisis humanitaria, somos mil 500 que damos testimonio de ello, somos mil 500 sueños y mil 500 voces que queremos que nos escuchen y no que nos criminalicen”, dijo un sofocado Evan Zárate, quien desde el 25 de marzo abordó el tren en Tapachula, Chiapas, para viajar a Tijuana y reencontrarse con su familia.

Buscan respeto y otros asilo

Desde 2010, la caravana Viacrucis Migrante ha tenido como objetivo llamar la atención de las autoridades de todo el mundo, pero particularmente de las de Estados Unidos, sobre el problema de la migración y del respeto hacia los derechos humanos.

Pero Wilmer Santacruz, un padre de familia hondureño que viaja con su familia a bordo de “La Bestia”, tiene otros planes.

“Es la primera vez que participo, un hermano mío fue asesinado cuando viajaba rumbo a Estados Unidos. Fue un hecho lamentable, pero en Honduras mataron al resto de mis hermanos: seis fueron asesinados en Centroamérica por las mafias, sólo porque no quisieron cooperar con ellos”.

El testimonio de Wilmer es desgarrador: “yo tenía un negocio de reparación de celulares, aprendí a hacer eso por Internet. Yo soy un maestro de educación primaria, pero no hay trabajo, porque no hay escuelas suficientes, los niños no van a la escuela, se drogan desde los ocho, nueve años, a los 12 ya los ves cometiendo asesinatos por un poco de plata.

“A mi negocio llegaron y me pidieron la cuota, les dije que no tenía. Lanzaron bombas a mi negocio y lo incendiaron. Dos días después, fueron hasta mi casa y la rafaguearon. A mi hijo de 10 años lo querían obligar a vender droga, pero lo impedí. Me dieron una golpiza el “Miércoles de Ceniza” y apenas pude recuperarme y agarré algunos papeles, agarré a mi familia y con unos dólares llegamos México, donde me entero de la caravana”.

La meta de Wilmer es llegar a Estados Unidos, para pedir asilo político; si se le complica, se quedará en Tijuana a probar suerte.

“No nos detendrán. La migración no se va a detener con armas, con muros, mientras haya desigualdad, mientras haya inseguridad en Centroamérica, mientras vivamos con dos dólares al día y mientras lo importante sea hacer guerra en otros países, en vez de invertir ese dinero en ayudar a los necesitados”, sentencia Wilmer, quien pensó en quedarse en Puebla, pero advirtió: “si aguanté vivir con miedo, que no aguante caminar ampollado, padecer unos días sed y comer un pan al día.

Migrantes no son delincuentes

Irineo Mujica, director de Pueblos Sin Fronteras, dijo que la situación en México para con los migrantes no ha cambiado. Extorsiones, golpes y hasta ataques directos hacia ellos siguen siendo la tónica.

“La frontera sur es peligrosísima para los migrantes. Nos tratan como delincuentes, pero sólo ellos sólo están ejerciendo su derecho a solicitar asilo político”.

Dijo que la caravana Viacrucis Migrantes este año sobrepasó lo estimado. “Esperábamos viajar no más de 500. Son mil 500, hay muchos niños, 300 niños, muchos recién nacidos, muchos enfermos, muchos desnutridos, es fácil criticar a sus padres, pero estos casos se ven porque esta caravana es pública, pero estos mil 500 niños son apenas un 1% de la migración que diario pasa por México”.

En Irapuato, cinco niños fueron llevados a valoración médica por desnutrición y deshidratación.

Asociaciones civiles irapuatenses se organizaron y realizaron una colecta de víveres para poder brindar alimentos a los migrantes, quienes proseguirán con su caravana hacia Guadalajara y de ahí hasta la frontera, donde Tijuana es el punto a llegar, pero podrían cambiar de destino hacia Chihuahua.