La familia Ponce Vargas, con más de 30 años de realizar la tradicional piñata, están listos para la venta de esta temporada.
Las piñatas que dan la alegría a las posadas en las fiestas decembrinas. Desde pequeño Hugo Arturo Ponce, inició con este negocio, actualmente dos familias dependen de él.
Arturo y su esposa, además de su hija y su familia.
Hugo, instalado en la Avenida Faja de Oro, indicó que desde el mes de noviembre comienza a realizar las bases de diferentes tamaños.
Reveló además, que esta tradicional venta fue heredada por él de su mamá y su abuelita, Hugo quien inició muy pequeño, aún no ha olvidado a hacer las piñatas “desde el mes de noviembre, comenzamos a trabajar.
Hacemos entre 300 y 400 piñatas, dependiendo de los pedidos que haya y la venta.
En la actualidad, se siguen comprando, al menos conmigo si se siguen vendiendo, porque sigo usando la tradición de mi abuelita”.
Agregó que “A mí, me sigue gustando, hacer esto me ha gustado desde niño, mi mamá me enseñó y yo le enseñé a mi hija.
Aquí hemos estado los últimos años, algunos de mis hermanos ya no siguieron con esta tradición, pero yo sí y mi hermana que también seguimos en esto”.
Tradiciones que van cambiando
Hugo, explicó que él sigue haciendo las piñatas con papel crepe, metálico y papel de china; señalo que el barro quedó atrás, ahora se hace el molde con papel periódico y engrudo.
Cada piñata consta de tres procesos de hechura; se elabora el cascarón, se deja secar y después de dos días o tres, se arma con sus picos y el proceso final es la decoración, los colores que le da vida a la piñata.
Piñatas de calidad “nosotros nos mantenemos con los papeles que son de tradición, algunos ha optado por cambiar de papel, para hacer una piñata más económica, ya que también hay personas que quieren o buscan artículos más económicos.
Se comprende, pero la mano de obra tiene mucho que ver, es una artesanía la elaboración de piñatas”.