La pauta que da pie a la cuaresma, es el miércoles de ceniza, día en la que toda aquella persona que nació en un seno de una familia católica, recibe este mineral como símbolo de la austeridad durante cuarenta días que los preparan para la llegada de la pascua.
Esta práctica tiene su origen en una antigua tradición del pueblo hebreo, cuando se sabían en pecado o cuando se querían preparar para una fiesta importante en la que debían estar purificados, se cubrían de cenizas y vestían con un saco de tela áspera.
Este año el miércoles de ceniza cayó en el mes de febrero, en esta celebración se acostumbra poner una cruz hecha de este polvo en la frente, la cual es obtenida de las palmas bendecidas en el domingo de ramos y por lo regular en Salamanca, este mineral es elaborado por los sacristanes de las distintas parroquias.
La ceniza simboliza la muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya, en otros casos significa el arrepentimiento y la penitencia, por esta razón cuando es impuesta por los sacerdotes hacia la gente que la recibe, estos mencionan las siguientes palabras: “Polvo eres y en polvo te convertirás” o “Arrepiente y cree en el evangelio”, recordando su origen a los cristianos.
Cabe recalcar, que par la imposición de la ceniza no se necesita de una celebración eucarística y que no es necesario que la coloque un sacerdote sino cualquier persona que este designe, pero se recomienda que sea precedida por una liturgia de la palabra.