/ jueves 28 de julio de 2022

¿Por qué se festeja el Día de la Cueva en Guanajuato?

El Día de la Cueva en Guanajuato se festeja este 31 de julio, así como también se honra a su santo patrono San Ignacio de Loyola

Miles de capitalinos subirán al cerro de La Bufa y El Hormiguero para honrar a su santo patrono, San Ignacio de Loyola y celebrar el Día de la Cueva, fiesta de tradición y arraigo de los guanajuatenses, que este año llega a sus 406 aniversario.

Las procesiones se realizan en la víspera del 31 de julio y muchas personas suben hasta las grandes formaciones rocosas para pasar la noche a la luz de las antorchas y esperar para que a las 12 de la noche canten “Las Mañanitas” a San Ignacio.

Un día que se convierte en una convivencia familiar y donde realizan un gigantesco día de campo, el cual inicia a las faldas del cerro.

Cuenta la historia que en 1609 se mandó colocar una capilla a San Ignacio de Loyola de que debería ser el patrón para ayudar a los problemas de la ciudad y esto lo llevó a que en el año 1616 la población de Guanajuato y el padre Diego Gómez declararan a San Ignacio de Loyola patrón de Guanajuato y para 1624, se solicitó al Cabildo eclesiástico de Valladolid (hoy Morelia) la aprobación oficial para que este santo, fuera nombrado patrón de Guanajuato.

También en 1616 se decidió consagrar dos grutas que se encuentran en esta cerro y esto es una alegórica alusión a la cueva de Manresa, en España, en donde San Ignacio de Loyola experimento un encierro que le permitió escribir sus ejercicio espirituales cuando decidió abandonar la vida militar para dedicarse a la meditación y a la vida contemplativa en aquel país.

La fiesta de la Cueva comienza desde la noche del 30 de julio, con la llegada de algunas personas al cerro de La Bufa, que es iluminado con velas y lamparas.

Los peregrinos realizan diferentes rituales y otros suben a acampar y para la mañana del 31 de julio, suben decenas de personas para escuchar la misa en honor al patrono de la ciudad a quien también le agradecer por la intercepción a los favores recibidos de sus devotos.

Como parte de la celebración se acostumbra visitar las cuevas y subir hasta la parte más alta del cerro que culmina en los Picachos.

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Las familias acostumbran pasar un día de campo donde pueden disfrutan de la música, atracciones y los antojitos mexicanos que ofrecen los vendedores que se ubican en el cerro del Hormiguero.

En ese día también se recuerda la leyenda del Pastor y la Bufa que narra la aparición en ese cerro de una princesa, que se encuentra bajo un hechizo y de una ciudad de incalculables riquezas, oculta debajo de la ciudad de Guanajuato y se cuenta que en las vísperas de la mencionada fiesta a San Ignacio la cueva se abre permitiendo ver la dicha ciudad cubierta de riquezas y esperando a que algún valiente que se atrevan a entrar.

Miles de capitalinos subirán al cerro de La Bufa y El Hormiguero para honrar a su santo patrono, San Ignacio de Loyola y celebrar el Día de la Cueva, fiesta de tradición y arraigo de los guanajuatenses, que este año llega a sus 406 aniversario.

Las procesiones se realizan en la víspera del 31 de julio y muchas personas suben hasta las grandes formaciones rocosas para pasar la noche a la luz de las antorchas y esperar para que a las 12 de la noche canten “Las Mañanitas” a San Ignacio.

Un día que se convierte en una convivencia familiar y donde realizan un gigantesco día de campo, el cual inicia a las faldas del cerro.

Cuenta la historia que en 1609 se mandó colocar una capilla a San Ignacio de Loyola de que debería ser el patrón para ayudar a los problemas de la ciudad y esto lo llevó a que en el año 1616 la población de Guanajuato y el padre Diego Gómez declararan a San Ignacio de Loyola patrón de Guanajuato y para 1624, se solicitó al Cabildo eclesiástico de Valladolid (hoy Morelia) la aprobación oficial para que este santo, fuera nombrado patrón de Guanajuato.

También en 1616 se decidió consagrar dos grutas que se encuentran en esta cerro y esto es una alegórica alusión a la cueva de Manresa, en España, en donde San Ignacio de Loyola experimento un encierro que le permitió escribir sus ejercicio espirituales cuando decidió abandonar la vida militar para dedicarse a la meditación y a la vida contemplativa en aquel país.

La fiesta de la Cueva comienza desde la noche del 30 de julio, con la llegada de algunas personas al cerro de La Bufa, que es iluminado con velas y lamparas.

Los peregrinos realizan diferentes rituales y otros suben a acampar y para la mañana del 31 de julio, suben decenas de personas para escuchar la misa en honor al patrono de la ciudad a quien también le agradecer por la intercepción a los favores recibidos de sus devotos.

Como parte de la celebración se acostumbra visitar las cuevas y subir hasta la parte más alta del cerro que culmina en los Picachos.

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Las familias acostumbran pasar un día de campo donde pueden disfrutan de la música, atracciones y los antojitos mexicanos que ofrecen los vendedores que se ubican en el cerro del Hormiguero.

En ese día también se recuerda la leyenda del Pastor y la Bufa que narra la aparición en ese cerro de una princesa, que se encuentra bajo un hechizo y de una ciudad de incalculables riquezas, oculta debajo de la ciudad de Guanajuato y se cuenta que en las vísperas de la mencionada fiesta a San Ignacio la cueva se abre permitiendo ver la dicha ciudad cubierta de riquezas y esperando a que algún valiente que se atrevan a entrar.

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