Ante la posibilidad de que el gobierno estatal apoye la despenalización del aborto en el estado, el obispo de la Diócesis de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, expresó su inquietud sobre el rumbo que podrían tomar las políticas respecto a la vida en Guanajuato.
Durante su conferencia de prensa dominical, destacó que aunque el castigo legal al aborto es un tema importante, su mayor preocupación radica en la creciente aceptación social del aborto y en el cambio en la conciencia colectiva que normaliza esta práctica.
“Por más que lo disfracemos y por más nombres que le demos, el aborto seguirá siendo un crimen, un asesinato, independientemente de las leyes, lo que realmente se necesita es una cultura de respeto profundo hacia la vida en todas sus etapas”.
El Obispo de la Diócesis de Irapuato también aseguró que las mujeres que llegan a la decisión de abortar a menudo enfrentan circunstancias de injusticia, ya sea por violencia, engaño o presiones externas, y que abordar la problemática del aborto requiere más prevención y apoyo que castigos.
“Llegar a una situación de aborto es ya una situación de injusticia, ojalá vayamos previniendo más que castigando, esto conlleva consecuencias emocionales y físicas que enfrentan muchas mujeres tras pasar por abortos, especialmente en condiciones de clandestinidad”.
Enrique Díaz Díaz aseguró que más que enfocarse en la penalización o despenalización, se debería fomentar una conciencia social que valore y respete la vida.
“Nos ponemos leyes y, de todos modos, sigue habiendo abortos. ¿Qué nos ganamos si no respetamos la vida? Hay tantas leyes que no se cumplen, tantas leyes que se dejan a un lado. Esto es lo difícil y lo triste, que se va haciendo consciente de que no pasa nada”, explicó y expresó que este cambio de mentalidad representa un peligro que afecta a toda la sociedad.
Finalmente, el obispo Enrique Díaz Díaz dio a conocer su deseo de que el respeto a la vida se extienda no solo al no nacido, sino a todos los sectores de la sociedad.
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“Ojalá cada día respetemos más la vida en todos sus sentidos, la vida en el vientre de una madre, la vida en aquellos que parecen no ser tan útiles a la sociedad, como los ancianos o los enfermos”, concluyó.