Guanajuato, Gto.- La Alhóndiga de Granaditas presenció una noche llena de luz, color, energía y recuerdos, donde la identidad y las tradiciones se mezclaron en un sólo escenario de la mano del Ballet Folklórico de la Universidad de Guanajuato.
Un viaje por las culturas, tradiciones y fantasías se vivió por más de hora y media en la Alhóndiga de Granaditas en el marco del Festival Internacional Cervantino, en el que el los bailarines de la Universidad de Guanajuato deslumbraron al público que se dio cita con su abanico de coreografías que representaron la identidad mexicana como la charrería, son jarocho y marimba.
Esta noche no fue como ninguna otra, pues el Ballet Folklórico de la UG tenía un set musical nuevo que hizo que más de alguno recordara su infancia.
El maravilloso mundo de fantasía de las rondas, cantos y juegos infantiles mexicanos como El patio de mi casa, Doña Blanca, La pájara pinta, Naranja dulce, Acitrón de un fandango, Amo a To matarilerilerón, y A la víbora de la mar, fueron llevados al escenario a través de la danza.
Los dirigidos por Roberto Martínez Rocha hicieron un homenaje a través de la música y la danza a los creadores de estas rondas, pero también a los padres y abuelos que pasaron de generación en generación.
Latidos del corazón: Añoranzas de la infancia fue el nombre del programa que deslumbró a causa de sus coloridos vestuarios, su música, la coordinación y la complejidad al bailar que además, está repleta de historia y singularidad interpretado por más de cien bailarines profesionales.
El BFUG hizo que más de alguno reviviera recuerdos esta noche en el marco de los 50 años del Festival Internacional Cervantino.