Ruinas de una capilla, reliquia salmantina

La gente que aún viene tiene como costumbre traer una ofrenda floral para dar gracias por un día más de vida y por poder disfrutar de este lugar que aunque destruido preserva su esencia en el tiempo

Oswaldo Durán

  · sábado 1 de diciembre de 2018

La gente que aún viene tiene como costumbre traer una ofrenda floral para dar gracias por un día más de vida.

A más de 20 años de haber sido abandonada la antigua capilla de la Virgen de Lourdes en la cima del cerro de la Cruz, por los crecientes problemas de inseguridad y ambientales que aquejan la comunidad San José de Uluapa, algunos salmantinos mantienen la tradición de subir hasta la cúspide del cerro para dar gracias, así como para disfrutar de la vista que ofrecen las ruinas, y la vista panorámica de la ciudad desde las alturas.

Sus ruinas Edificada entre los siglos XVIII y XIX, la capilla de la virgen de Lourdes fue por muchos años visitada por salmantinos que subían desde las faldas del cerro hasta la capilla donde principalmente los días domingos se oficializaba alguna misa, por lo que se congregaban más personas que aprovechaban el descenso para pasar un día de campo en compañía de familiares o amigos.

El abandono

A pesar del atractivo que llegó a representar la también llamada capilla de cerro de la Cruz, factores como la delincuencia y los problemas de contaminación del cerro al ser utilizado como depósito de residuos tóxicos por una empresa de fertilizantes e incluso un sector de este también fue utilizado como relleno sanitario durante algunos años; dejaron poco a poco en el olvido la capilla, que al paso del tiempo fue saqueada y abandonada.

“La gente venía a misa y después se quedaba de día de campo, después eso se perdió y la capilla fue saqueada, la virgen, cristos y todo se lo llevaron y ya de ahí se empezó a deteriorar… mi abuelo me contaba historias sobre ella; que había un túnel que conectaba el convento hasta esta capillita, que era usado por los monjes en ese tiempo, ya más grande iba a ver con mis hermanos si encontrábamos el túnel pero nunca lo encontramos”, declaró Juan Martínez.


La gente venía a misa y después se quedaba de día de campo.


Acceso A pesar de que la maleza y los barrancos han rodeado y complican llegar hasta la antigua capilla, algunas personas principalmente jóvenes, continúan abriéndose paso para subir a lo más alto para disfrutar de la vista panorámica que hay.

“Sabía de este lugar desde niño porque lo puedes ver de casi toda la ciudad, pero lo conocí hace poco que vine con unos amigos y me gusto la vista, ahora vengo de vez en cuando, especialmente cuando quiero tomarme una pausa para reflexionar”, indicó Jonathan Huerta.

Veneran la cruz Ante el abandono y deterioro del antiguo recinto religioso, así como de su altar, las personas que suben hasta su ubicación lo hacen para venerar la cruz de la torre, misma que en su momento también fue saqueada y lo refleja en su estructura, de igual manera que el paso del tiempo.

“La gente que aún viene tiene como costumbre traer una ofrenda floral para dar gracias por un día más de vida y por poder disfrutar de este lugar que aunque destruido preserva su esencia en el tiempo.”, señaló Mara Sauceda.