Miles de feligreses se dieron cita esta tarde en la comunidad de Valtierrilla para conmemorar el 96 aniversario luctuoso de San Bernabé de Jesús Méndez. La misa fue presidida por el obispo de la Diócesis de Irapuato, Enrique Díaz Díaz.
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En medio de un ambiente festivo y lleno de devoción, el obispo de la Diócesis de Irapuato recordó que ya casi se cumplen 100 años de esta hazaña religiosa, en donde a pesar de la persecución que recibían los sacerdotes, el padre Méndez se mantuvo cercano a su pueblo y entregó su sangre por el señor Jesús.
“El padre Méndez tiene mucho que ver en esta historia que se va iniciando, nos hace recordar aquéllos primeros mártires que querían ser trigo triturado y devorado por los leones para hacerse pan fecundo que alimentar a la vida de todos los creyentes, y el padre Ménde, también nos recuerda al trigo triturado para hacer vida de una diócesis que se compromete y lucha y que quiere ser continuación, testimonio y vida en medio de un mundo que se muere en la soledad, en la injusticia, la violencia en la mentira y en la corrupción, queremos ser luz, vida y dar testimonio”, dijo que durante la homilía.
Durante la celebración se contó con la presencia de peregrinos de otras partes del país como Michoacán, Coahuila, Zacatecas, Querétaro y también de algunas partes del estado de Guanajuato como León, Irapuato y Celaya, que una vez culminada la misa pudieron disfrutar de los alimentos que ofrecieron familias de la comunidad.
Desde hace tres años, la comunidad de Valtierrilla recuerda la vida del padre Méndez con una Semana Cultural que arranca el 28 de enero, una actividad que hace alusión a una de las grandes enseñanzas que dejó el sacerdote a la comunidad, pues fue gracias a el que se formaron las primeras estudiantinas, además de efectuar un novenario que culmina este cinco de febrero.
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Fue un cinco de febrero de 1928 mientras el padre Méndez terminaba de celebrar la misa se oyeron los primeros disparos de la Fuerza Federal, las cornetas y los caballos; cuando escucha los ruidos, el padre toma el copón con las hostias consagradas y lo esconde bajo su sarape.