“¡Muévase a donde pueda... no es mi problema!”, esa fue la respuesta que adultos mayores recibieron por parte de elementos de la Guardia Nacional y Servidores de la nación en el puesto de vacunación del Parque Irekua.

Y es que antes de las 11:30 de la mañana fue notificado que ya se habían agotado las dosis, cuando a las afueras aún se encontraban cientos de personas esperando.

Lo sucedido terminó en varios minutos de gritos y empujones, pues algunas personas comenzaron a empujar el portón de entrada del parque.

“Hubo un momento en el que cerraron y nomás gritaron que ya no había vacunas... muchos teníamos ficha, la que ellos mismos repartieron supuestamente haciendo un conteo de las dosis”, comentó molesta Hermelinda, de 80 años.

Adultos mayores denunciaron que hubo personas que se metieron en las filas, algunas de ellas las cuales llegaron caminando y minutos después llegaban familiares a dejarles sillas de ruedas para que pudieran cambiarse a la fila de personas con capacidades diferentes, la cual era más corta y ágil.

“Si la vez pasada pusieron dos mil 200 vacunas y les dijeron a los adultos que tenían que venir al mismo puesto donde les pusieron la primera, ahora cómo se explican que se hayan agotado sin que todos alcanzaran”, dijo María del Carmen Medina, quien había traído a vacunar a su madre.

Otro de los puestos de vacunación que se quedaron sin dosis desde temprano fue el ubicado en la comunidad de Aldama, con la diferencia de que allá no fueron reportados disturbios.

Adultos mayores trabajadores pierden día de ingresos y no reciben biológico

Aunque la mayoría de adultos mayores acudió acompañado de algún familiar o conocido, hubo otros casos en los que adultos mayores acudieron solos.

Este es el caso de Felicitas Jiménez Gutiérrez, una mujer que a sus 78 años aún debe trabajar para subsistir, pues se ha quedado sola.

“Soy sola, toda mi familia ya falleció. Hoy perdí un día de trabajo para que me pusieran la segunda vacuna y pues no se pudo”.

Ella labora como ayudante doméstica y comentó que un día de ingresos es muy importante y lo sacrificó para recibir el biológico.

La mujer de 78 años rompió en llanto al recordar la respuesta que recibió de parte de personal que se encontraba al interior del parque.

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“Me acerqué a preguntar a dónde podía dirigirme y lo primero que me dijeron era que no era su problema y que le hiciera como pudiera”.

Con dificultad para caminar, Felicitas terminó haciendo otro esfuerzo por llegar al puesto de vacunación de la Universidad Quetzalcóatl Irapuato para ver si alcanzaba a vacunarse allá.