Roberto Carlos Vidal Gaviño, mejor conocido como "El Botanas", lleva más de 15 años dejando huella en la piel de quienes buscan plasmar un recuerdo, un símbolo o una obra de arte. Desde su estudio, La Flor del Muerto, en Salamanca, Guanajuato, “El Botanas” atiende a una clientela variada, aunque hoy en día, son las mujeres quienes acuden con mayor frecuencia a solicitar su primer tatuaje o añadir otro diseño a su colección personal. Un oficio que aprendió desde los 13 años.
Para Roberto, cada tatuaje es único, reflejando no solo las preferencias personales del cliente sino también las modas pasajeras. “Hacemos desde una mariposita hasta un tatuaje de toda la espalda. Cada cierto tiempo, surgen estilos populares que se vuelven tendencia gracias a celebridades, programas de televisión o redes sociales”, explicó.
Los diseños en blanco y negro continúan siendo un clásico, aunque muchos clientes también optan por piezas a color. Las calaveras, mariposas y flores son algunos de los diseños más solicitados, en especial por mujeres, quienes suelen preferir los tatuajes en las piernas o el abdomen, mientras que los hombres los eligen para brazos y pecho.
El significado es otra parte crucial. “Hay quienes se tatúan fechas especiales, nombres de seres queridos o incluso huellas de mascotas”, contó Roberto. Los tatuajes memoriales, que honran a personas fallecidas o momentos significativos, son comunes y suelen incluir fechas o símbolos personales.
Para "El Botanas", el tatuaje es una experiencia que va más allá de la estética; es un arte y, como tal, requiere disciplina, técnica y un compromiso con la higiene. En su estudio, Roberto sigue los estándares de la COFEPRIS, garantizando un proceso limpio y seguro. La mayoría de sus clientes tienen más de 18 años, aunque en ocasiones atiende a menores de edad siempre y cuando tengan el consentimiento de sus padres. “Es un proceso de confianza; uno quiere que el cliente se sienta cómodo y seguro”, dijo.
Los cuidados posteriores son vitales para que el tatuaje sane correctamente y conserve sus detalles. “Les digo que laven el tatuaje dos veces al día y usen una crema específica para que cicatrice mejor”, explica. Aunque las instrucciones son claras, Roberto admite que algunos clientes no las siguen al pie de la letra, lo que puede afectar el resultado final.
Con el paso de los años, la percepción social de los tatuajes ha cambiado radicalmente. “Antes, la gente pensaba que los tatuajes eran para delincuentes, ahora es considerado un arte”, reflexionó Roberto. La proliferación de tatuajes entre artistas y deportistas ha ayudado a normalizar su uso y a abrir espacios para profesionales en la industria. Sin embargo, Roberto advierte que el tatuaje es un lujo, y como tal, vale la pena invertir en un trabajo de calidad y en manos de un profesional.
Si bien el tatuaje es un compromiso permanente, ahora existen métodos para eliminarlo o modificarlo, como el láser, aunque Roberto prefiere cubrir los diseños antiguos o mal hechos con un nuevo tatuaje, “es una forma de darles una segunda vida”.
Aunque tiene años de experiencia, "El Botanas" sigue aprendiendo, inspirado por otros tatuadores y las nuevas técnicas. Su recomendación para quienes desean dedicarse al tatuaje es aprender a dibujar y familiarizarse con el color y la técnica. “Dibujar en papel y en la piel es muy distinto, el aprendizaje constante es clave en esta profesión “dijo. En su estudio, Roberto ha encontrado no solo un oficio, sino una vocación que sigue evolucionando junto con sus clientes y su propia creatividad.
Para quienes desean dejar una marca en su piel y en su vida, La Flor del Muerto se ha convertido en un santuario donde cada trazo cuenta una historia.