En los últimos dos meses se han interpuestos nueve denuncias por el delito de extorsión en Salamanca; en ese sentido, el director de Seguridad, Alejandro Flores, señaló que continúan con patrullajes y recorridos al interior del Mercado Tomasa Esteves, sin embargo, dijo que mientras no existen denuncias formales será complicado atacar directamente el problema.
De acuerdo a la información emitida por el Semáforo Delictivo, durante el mes de abril se abrieron seis carpetas de investigación en el mes de abril, mientras que en mayo se registraron otras tres denuncias por este mismo delito en el municipio de Salamanca.
Al respecto, el funcionario municipal, reiteró que en atención a esta problemática se realizan patrullajes en el área y acciones de proximidad con los locatarios del mercado, además de contar con un punto de vigilancia permanente que se encargan de estas acciones tanto en el mercado Tomasa Esteves como el mercado Barahona, en conjunto con elementos de Guardia nacional, Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y Policía Municipal.
“El problema es que la gente no denuncias, ya hemos visto muchas notas en donde los locatarios del mercado Tomasa Esteves, se manifiestan con esa problemática, pero sin una denuncia directa no podemos atacar el problema como debe de ser, por lo que para poder trabajar necesitamos la participación ciudadana”, explicó.
A pesar de las cifras, los locatarios del mercado Tomasa Esteves, indicaron que continúan siendo víctimas de este delito, ya que no solamente reciben llamadas telefónicas de los presuntos extorsionadores, sino que ahora son víctimas de un nuevo mecanismo de extorsión que consiste en arreglos florales que contienen una carta en donde se identifica un mensaje amenazando al locatario.
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Además, el coronel Flores, indicó que para brindar puntual atención se prepara una oficina de Atención ciudadana que estará funcionando a mediados de septiembre, asimismo dio a conocer que la mayoría de las llamadas telefónicas de extorsión provienen de los reclusorios y en muchas de las ocasiones son producidas por teléfonos desechables, que complican su localización.