Este miércoles se celebró a San Juan Diego, primer santo indígena de América y el tercer santo mexicano en ser canonizado. Festejo que, debido a la contingencia por Covid-19, tuvo que ser suspendido.
La encargada de la capilla dedicada a este santo, Isabel Almanza, señaló que los festejos de este año sólo consistieron en una celebración eucarística y una venta de comida para recaudar fondos y continuar con la edificación del recinto que tiene 18 años que comenzó a construirse. Y la cual fue dedicada a este santo mexicano por el fervor que los habitantes de la colonia Ampliación San José le tienen.
El 9 de diciembre de 1531, mientras Juan Diego se dirigía a pie a Tlatelolco, en un lugar denominado Tepeyac, tuvo una aparición María Santísima.
La Virgen le encargó que en su nombre pidiese al Obispo Juan de Zumárraga la construcción de una iglesia en el lugar de la aparición.
El 12 de diciembre, mientras el beato se dirigía a la ciudad, la Virgen se le volvió a presentar y le dijo que subiera hasta la cima de la colina del Tepeyac para recoger flores. Pese a la estación invernal y la aridez del lugar, Juan Diego encontró unas flores las cuales mostró el obispo e inexplicablemente la imagen de la Virgen estaba impresa en su tilma.
⬇️Da clic aquí⬇️
Se dice que Juan Diego, movido por la devoción a la Madre de Dios, dejó los suyos, la casa, los bienes y su tierra y pasó a vivir en una pobre casa junto al templo de la Señora del Cielo.
Gracias a su espíritu de pobreza y de vida humilde Juan Diego recorrió el camino de la santidad dedicando mucho de su tiempo a la oración, a la contemplación y a la penitencia.
San Juan Diego, el primer santo indígena, fue beatificado en 1990 y canonizado en 2002 por el papa Juan Pablo II.