La tradicional torta panteonera es un gusto adquirido por los salmantinos que ha permanecido vigente por casi medio siglo; la combinación de sus sabores de la pierna de cerdo, chorizo, requesón, aguacate, lechuga, jitomate, cebolla y chiles en vinagre; da a los paladares el balance perfecto de sabores que la convierten en una opción perfecta para el desayuno, almuerzo e incluso comida, su nombre derivó de los usos y costumbres de los comensales al asociar este manjar con la ubicación de venta en inmediaciones del panteón más antiguo de la ciudad.
A lo largo de más de siglo y medio de historia y enriquecimiento gastronómico, la torta ha adoptado un sin igual número de ingredientes y acompañamientos, que ha hecho destacar este platillo de acuerdo a la elaboración propia de cada región; si bien en Salamanca existe gran variedad de ellas, los puntos de venta de tortas panteoneras ya no solo se ha limitado a su expendio en las cercanías de un cementerio, si bien pueden encontrarse otras zonas como avenidas principales, zonas comerciales y en el propio centro histórico.
Este negocio vio su luz por primera vez en Salamanca en la década de 1970, gracias a la receta de la familia Martínez, misma que ha sido del gusto de más de una generación, en la periferia del panteón Las Flores y cerca del hospital del IMSS, se encuentra el punto de venta más reconocido en la ciudad, en dónde diariamente zacean su apetito salmantinos e incluso personas de otras localidades que vienen por primera vez o de manera recurrente a probar la torta.
Antonio Martínez mencionó que su padre fue quien empezó a vender este tipo de torta, mismas que desde antes le preparaba con los mismos ingredientes a su familia y una vez establecidos la propia gente se encargó de nombrarlas al asociarlas con el panteón que se encontraba a solo unos pasos de su carrito donde las preparaba, “la receta salió mi papá quien cuando nos preparaba tornas y después surgió la idea de venderlas, así poco a poco la gente lo fue conociendo y los clientes los fueron los que las reconocieron como las tortas panteoneras”.
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En este contexto, Salamanca tiene lo necesario para trascender y quedar en el gusto de la gente, es una ciudad que tiene historia, lugares emblemáticos donde el turismo puede experimentar recorridos por los edificios históricos y degustar una extensa tradición culinaria, apostándole para que el municipio se posicione como destino turístico y cultural del estado.