Las misas de celebración eucarística por el Domingo de Ramos fueron restringidas en sus horarios, a puerta cerrada, sin presencia de feligreses y transmitidas en redes sociales para respetar la cuarentena y la Jornada Nacional de Sana Distancia.
El Santuario Diocesano del Señor del Hospital celebró este domingo a las 9:00 horas su primera misa bajo este protocolo a fin de evitar concentración de feligreses en el interior del templo y evitar la propagación del coronavirus.
Las autoridades eclesiásticas colocaron, oportunamente, anuncios preventivos sobre la celebración eucarística que sería transmitida en vivo.
Así, esta ceremonia religiosa fue presidida por Monseñor Gerardo Velazquez Solís únicamente acompañado de un sacristán y eventualmente por quien hizo la trasmisión.
Posteriormente, bajo el mismo esquema, se oficio misa de las 12:00 horas destacándose en el exterior una persona que salió de una oficina para brindar información a quienes lo solicitaron.
Se resiste a morir, tradición de ramos
La plazoleta del Jardín principal lucía solitaria, excepto por la presencia, esporádica, de gente que pasaban por en frente del templo haciendo la señal de la cruz para persignarse.
Hasta la puerta de madera labrada y cerrada se apersonaron algunos feligreses, los cuales hacían una breve oración y se retiraban en atención a las disposiciones de prevención sanitaria.
Al lado del pórtico, sobre una mesa, se colocaron cirios pascuales, agua bendita e imágenes religiosas, mudos testigos del cierre del Santuario Diocesano del Señor del Hospital.
Mientras, en el Jardín Principal, desapercibidas pasaron las “marías” que tejen y comercializan las tradicionales palmas durante el Domingo de Ramos.
Ante las indicaciones del Gobierno Municipal para que se respete la cuarentena, fueron escasas las personas que deambulaban por el centro con los ramos tejidos.
En un establecimiento aledaño al Santuario del Señor del Hospital la propietaria del negocio adquirió el material de palma y tejió hasta 500 ramos y a las 11:30 horas se la había agotado el producto.
La tradición del Domingo de Ramos se resistió a morir y muchas familias colocaron ramos en el frente de sus casas, como respuesta al llamado del Obispado para mantener latente esta celebración.