Salamanca, Gto.- La flama vacilante de una veladora encendida en la cornisa de la carnicería refleja el sordo dolor de los comerciantes por la muerte de uno de los suyos. La mañana que amaneció fresca y prometía ser demandante en el sector, se tornó triste con un clima de miedo extendido a toda el área del centro de abasto.
Son las 9:30 de la mañana y la movilidad en las inmediaciones del mercado Tomasa Esteves evidencia un luto reciente del que todavía no se sobreponen los comerciantes, quienes aún con temor pero con fe, se arriesgan a acudir al centro de abasto, la principal zona de compra-venta de la ciudad con casi 500 vendedores.
Una parte importante de los comerciantes de los diversos giros se presentan temprano cerca de las 8:00 o 9:00 de la mañana para abrir sus establecimientos, sin embargo de pronto se corre la especie de que se han recibido nuevas llamadas de extorsión. Ya nadie está en paz.
De inmediato, con la agilidad que da el terror, propietarios y empleados comienzan a bajar las cortinas de los locales y a poner candados. Sin poder esconder el temor, salen del mercado de prisa.
Es esporádico ver a algunos consumidores, particularmente amas de casa, en el interior del edificio buscando algún local donde adquirir sus mercancías y en la mayoría de los casos salen sin lograr su objetivo.
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En uno de los pasillos, semioscuro, sobresale la silueta de un elemento de la Guardia Nacional con un arma de alto poder, tal vez una R-15, que empuña firme y con el índice presto al gatillo. Afuera puna cuadrilla más de fuerzas federales.
A la vuelta de donde el elemento permanece como vigía, la zona de carnicerías que luce vacía de gente. Ahí, precisamente en un local cerrado del que sobresalen ganchos para colgar la carne, al centro de la cornisa desataca una veladora con la imagen de la Virgen de Guadalupe acompañada del sencillo ramo de una rosa con verde follaje que descansa bajo un moño negro, manifestación reciente del luto de los comerciantes todos.
Aún con la presencia de elementos de la Guardia Nacional en el interior del mercado el sitio se ve lúgubre y vacío luego de la larga jornada de violencia el fin de semana pasado. Optan por privilegiar su seguridad personal.
Luego del rumor de que se habían vuelto a registrar llamadas de extorsión el miedo corrió “como reguero de pólvora” y poco a poco también fueron abandonando los espacios los comerciantes de las áreas de comida, ropa, cosméticos, calzado útiles escolares, y de productos de higiene y limpieza.
Afuera, los transeúntes trataban de disimular el temor y buscaban realizar las actividades cotidianas en un ambiente que parece que estar congelado aún con un clima que tiende a ser caluroso.