La mitológica diosa Ceres de Valle de Santiago

Menciona el pintor, que su intención era la de pasar solo unos cuantos días la ciudad, solo que quedó prendado de la belleza

Manuel Delgado | El Sol de Salamanca

  · martes 10 de noviembre de 2020

La Mitológica diosa Ceres de Valle. / Fotos: Cortesía SRA

“Ceres” es un personaje de la mitología romana, hija de Saturno y Ops. Es la diosa de la agricultura y la fertilidad, también conocida en la mitología griega como Deméter. En el contexto local, las deidades de esta interesante historia tienen relación con el Valle de Santiago del siglo XIX.

El cronista independiente, Sergio Ruiz Aguilera manifiesta que en alguna ocasión visitó esta región un connotado artista, considerado como un personaje insólito pues además de un ser un pintor relevante, era escritor, crítico de arte, tratadista y un incansable viajero, este pintor mexicano se llamaba Felipe Santiago Gutiérrez, nacido en Texcoco en 1824.


Ya siendo un reconocido artista realizó varios viajes al bajío y otras ciudades de la república mexicana y el extranjero, conociendo pueblos y ciudades, recopilando experiencias para enriquecer sus obras pictóricas, llegando al municipio en septiembre de 1863, siendo recibido por las más prominentes familias vállenses.

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Fotos: Martín Martínez | El Sol de Irapuato.

Asi describía, dice el cronista, Felipe Gutiérrez a Valle de Santiago en sus crónicas de viaje: “Valle de Santiago, Setiembre 5 de 1863. Estoy ya en esta villa, donde hace diez años pasé por ella en un viaje de que hice de Guanajuato a Morelia; pero como entonces lo vi de noche y Salí muy temprano al otro día, no tuve oportunidad de conocerla; aunque por lo poco que ví me pareció de muy agradable aspecto: positivamente no me engañé, porque hoy que tengo ya tres días en el lugar y que lo he paseado bastante ratifico la idea de aquella época, porque en efecto es hermoso.”


Menciona el pintor, que su intención era la de pasar solo unos cuantos días la ciudad, solo que quedó prendado de la belleza, el pacífico ambiente y las tradiciones y costumbres del pueblo, que prolongó su permanencia por poco más tres meses.


“Durante su estadía en nuestro pueblo, conoció a Don Vicente de la Fuente, quien era el jefe político de esta jurisdicción con el cual a pesar del corto tiempo de conocerse, entablo una gran amistad con el pintor”, expresa Ruiz Aguilera.


Felipe Gutiérrez en su crónica, descirbe las bondades de su actuar como jefe político: “Esta mejora se le debe al jefe político actual, D. Vicente de la Fuente que también ha hecho otras, como son, las de mandar empedrar y embanquetar muchas calles que aún faltaban, aumentar considerablemente el alumbrado y el número de serenos y poner la guarnición bajo un pie que custodiando la población no le sea gravosa en lo más mínimo.


La administración de justicia y la policía han mejorado notablemente y por todas estas circunstancias que dan garantías a los ciudadanos, embellecen la población, y aumentan su movimiento comercial, es justamente querido el Sr. de la Fuente por las personas de todos los partidos”.


Narra, que en alguna ocasión el jefe político le pidió ayuda y consejo, pues quería erigir una estatua sobre la columna de la fuente pública de la plaza principal (jardín Independencia). “El jefe político proyectaba que esta representase la libertad; pero al mismo tiempo renunciaba a la idea porque decía: que no debía erigirse un monumento que caracterizase un emblema político porque en cualquiera de nuestros frecuentes cambios, sería lo primero en venir abajo.


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Entonces yo le inspiré la idea de que, en lugar de la estatua de la libertad o cosa por el estilo se pudiese mejor algún personaje mitológico, como por ejemplo la Diosa Ceres, patrona de la agricultura….”. continúa narrando el pintor que el señor de la Fuente quedó impresionado con la propuesta y deciden poner manos a la obra, haciendo de inmediato el señor Gutiérrez unos bocetos preliminares sobre el novedoso proyecto, presentándolo posteriormente al jefe político y algunas personalidades de Valle de Santiago, generando un gran entusiasmo;


“Todo estaba listo para comenzar, pero recordemos que estamos en 1863, en plena intervención francesa”, dice el cronista y así describe finalmente Felipe Gutiérrez, el destino del proyecto Diosa Ceres en el Valle de Santiago. “Caliente estaba nuestro entusiasmo por erigir el monumento y el público y mis amigos ya deseaban verlo, cuando al irlo a comenzar en grande, llega la desagradable noticia de que los franceses se movían para Guanajuato pasando por el Valle de Santiago.


Todos los proyectos de gobierno en la línea del progreso, nuestras tertulias y conciertos, y la inspirada estatúa, se los llevo el viento y aun el jefe político y muchas familias tratan de emigrar huyendo del inmundo hálito del invasor. Yo también dispongo mi viaje y de él te daré razón en la primera oportunidad que se presente.”


De esta manera, el destino truncó lo que posiblemente hubiera sido la primera estatua en Valle de Santiago. De igual manera esta crónica de Felipe Gutiérrez, arroja un dato sumamente interesante, pues este refiere la existencia de una fuente con su columna en nuestro jJardín Principal, elementalmente hasta antes de la intervención francesa, cuya ubicación es muy probable que se hallara de manera tradicional al centro de la plaza, donde actualmente se encuentra el kiosco. Investigando un poco más sobre esta mítica deidad, encontré una estatua de la diosa Ceres actualmente en la alameda de Celaya.


“A esta diosa de la agricultura, también la encontré plasmada en el anverso de un billete antiguo del estado de Coahuila de 1914, al igual que en el anverso de billetes antiguos de varios países como la república del Salvador, Guatemala, Ecuador, y Rusia.


Esta interesante referencia de la fuente de nuestra antigua plaza pública, nunca se había consignado hasta este momento, pues se creía que el área que ocupa actualmente nuestro Jardín Principal, simplemente era un espacio delimitado con árboles y arbustos sin ningún orden, así que falta mucho por investigar. Si analizamos bien, la estatua de la Diosa “Ceres” se habría justificado perfectamente como un símbolo para Valle de Santiago, pues sus fértiles tierras, siempre han marcado su gran vocación agrícola.