VALLE DE SANTIAGO, Gto; El árbol laurel de la India que se ubica en lo que era la playa del lago cráter La Alberca en este municipio, este 2020 cumple 100 años de vida. Es una especie microcarpa con una altura de casi 10 metros que ha llamado la atención de miles de visitantes por su imponente robustez.
“Todos los que hemos visitado al ex lago cráter “La Alberca” nos hemos percatado del enorme y bello laurel de la India que se encuentra al interior. Este frondoso árbol tiene una historia muy peculiar, pues se puede decir que tuvo una segunda oportunidad. Originalmente fue uno de los aproximadamente 30 árboles que fueron plantados en todo el perímetro del jardín principal sobre el arroyo de la calle a finales de los años 20”, refiere el cronista independiente Sergio Ruiz Aguilera.
El laurel de la India, cuyo nombre científico es Ficus microcarpa, es un árbol dioico, es decir que hay tanto masculinos como femeninos. Sus hojas son perennes y pueden llegar a medir entre 5 y 10 metros de altura. El tronco es recto y la corteza de color gris con una copa frondosa.
Luego de algunos años de su plantación en el jardín en 1950 al llevarse a cabo una de las remodelaciones más significativas de la plaza independencia, donde se cambió el piso de cemento pulido por el del colorido mosaico de bellas formas geométricas, estos árboles quedaron excluidos del proyecto y fueron talados en su mayoría, excepto unos cuantos que fueron trasplantados al interior del cráter lago “La Alberca” y algún otro en la calzada de San Javier.
Este árbol de La Alberca se empieza a perfilar a los 100 años de vida. Fue también compañero de plaza de los 47 laureles de la india que conforman ahora el Jardín Principal.
Su cambio fue contrastante, pues de estar en el bullicio de la zona más concurrida del pueblo, cambió a la paz y el silencio de la naturaleza. Es el único sobreviviente de aquella treintena de laureles de los años 20.
En aquel entonces el espejo de agua de nuestro lago era impresionante y, si bien la tierra del cráter no es la mejor, sus raíces crecieron buscando la humedad del lago, logrando sobrevivir a su trasplante.
En una de las imágenes de principios de los años 50 se le puede observar aun joven y solitario en esa etapa de acondicionamiento, para finalmente afianzarse a la vida y permanecer hasta el día de hoy, siempre verde, enorme y frondoso, nunca pasando desapercibido, brindando esa gran sombra a todos sus visitantes.
El también presidente de la asociación civil Valle de Santiago Historia y Tradición, Ruiz Aguilera acudió el domingo pasado para documentar gráficamente sobre el tema, percatándose del trabajo que están realizando grupos de jóvenes entusiastas, en limpieza y dignificación del. Felicitaciones a todos ellos.